SI DETECTO UN ABUSO LITÚRGICO, ¿PUEDO DENUNCIARLO?

Todos los católicos que van a Misa con frecuencia pueden percibir cuando una celebración contiene alguna irregularidad, pudiendo ser un abuso litúrgico grave 

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La sagrada liturgia debe respetarse ya que se trata de un acto de culto para Dios, nuestro Señor. Por eso, la Iglesia se ha esmerado en estructurar cada celebración y ha emitido normas para que los ministros las realicen siguiendo los criterios establecidos por ella, pero, desafortunadamente, no falta algún caso donde se cometa un abuso litúrgico.

Los abusos litúrgicos

Los fieles laicos formados fácilmente detectarán cuando presencien un abuso litúrgico. En ocasiones hay sacerdotes que desean hacer que su feligresía participe más o con el afán de captar la atención de los más pequeños, cometen faltas a la liturgia.

Podemos pensar en el sonado caso de un presbítero que lanzó agua bendita con un juguete. O algún otro que se disfrazaba de payaso para celebrar Misa para niños.

Estos lamentables casos se dan cada vez con mayor frecuencia. La instrucción Redemptoris Sacramentum advierte:

"'No hay duda de que la reforma litúrgica del Concilio ha tenido grandes ventajas para una participación más consciente, activa y fructuosa de los fieles en el santo Sacrificio del altar'. Sin embargo, 'no faltan sombras'. Así, no se puede callar ante los abusos, incluso gravísimos, contra la naturaleza de la Liturgia y de los sacramentos, también contra la tradición y autoridad de la Iglesia, que en nuestros tiempos, no raramente, dañan las celebraciones litúrgicas en diversos ámbitos eclesiales. En algunos lugares, los abusos litúrgicos se han convertido en una costumbre, lo cual no se puede admitir y debe terminarse".

¿Qué puedo hacer?

Dada la dignidad de los sacramento y de la altísima dignidad de la Eucaristía, la instrucción expone que el obispo es quien debe velar para que se respeten las leyes eclesiásticas. Pero también habla del deber de los demás:

"De forma muy especial, todos procuren, según sus medios, que el santísimo sacramento de la Eucaristía sea defendido de toda irreverencia y deformación, y todos los abusos sean completamente corregidos. Esto, por lo tanto, es una tarea gravísima para todos y cada uno, y, excluida toda acepción de personas, todos están obligados a cumplir esta labor (RS n. 183)".

Aunado a la obligación de defender los sacramentos y especialmente la Eucaristía, tenemos derecho a quejarnos ante la autoridad competente:

"Cualquier católico, sea sacerdote, sea diácono, sea fiel laico, tiene derecho a exponer una queja por un abuso litúrgico, ante el Obispo diocesano o el Ordinario competente que se le equipara en derecho, o ante la Sede Apostólica, en virtud del primado del Romano Pontífice. Conviene, sin embargo, que, en cuanto sea posible, la reclamación o queja sea expuesta primero al Obispo diocesano. Pero esto se haga siempre con veracidad y caridad " (RS n. 184).

Es importante conocer esta información para que cumplamos con nuestro deber cristiano de defender y denunciar lo que atente contra las cosas sagradas.

Mónica Muñoz

Fuente: Aleteia