Marcapáginas antiguo
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| Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Leti nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Hace unos días,
la hermana archivera bajó al recreo algunas cosas antiguas para que las
viéramos antes de guardarlas. Entre ellas, enseñó un marcapáginas pintado a
mano. Me impresionó la delicadeza de la pintura, el cuidado en cada detalle y,
sobre todo, la centralidad del Corazón de Cristo. Pregunté quién lo habría
pintado y me dijeron que no se sabe; ninguna de las presentes lo recordaba, así
que debía de tener muchos años.
Estoy segura de
que aquella monja pintó lo que llevaba en el corazón: su pincel expresó lo que
vivía, su amor a Cristo reflejado en el Corazón de Jesús, y debajo unas
azucenas, signo de su virginidad entregada al Señor.
Lo que tenemos
en el corazón es lo que refleja nuestra vida. Muchas veces no hace falta
hablar: son nuestros actos los que deben decir que somos cristianos y que
tenemos una mirada sobrenatural sobre el mundo. Hoy en día, la palabra humana
ha perdido fuerza: lo vemos en tantas promesas incumplidas, en palabras
manipuladas o dichas a medias que solo generan confusión.
En Jesús
contemplamos lo contrario: fue su vida la que habló. Una sola mirada suya
bastaba para cambiar un corazón o sanar a un enfermo. El evangelista resume
así: “Pasó haciendo el bien”. Dice haciendo, no hablando. Y Jesús nos invita a
vivir desde esa dimensión: que nuestra vida testimonie lo que creemos.
El arma del
cristiano es el amor, un amor gratuito, un amor que primero hemos recibido y
luego podemos dar. La gratuidad es la fuente de todo, porque el amor verdadero
no necesita palabras. Lo comprendemos al contemplar a Jesús en la Cruz: no
habló, se entregó.
Hoy el reto del
amor es sencillo: haz dos cosas concretas que den testimonio de tu fe. Que tus
acciones hablen de lo que crees.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
22 octubre 2025
Fuente: Dominicas de Lerma
