Cuando se trata de hacer oración, existen dos buenas opciones: la personal o la comunitaria; pero, ¿cuál de ellas es mejor? ¿Cuál nos conviene más?
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La oración es
fundamental para el cristiano. No podríamos avanzar en nuestra vida espiritual
sin ella y Jesús nos invita a entablar ese diálogo con el Padre:
"Tú, en
cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu
Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará"
(Mt 6, 6).
Para retirarse
a la "habitación" secreta de nuestro corazón y encontrar a Dios en
una intimidad más profunda que con nosotros mismos, necesitamos momentos de
soledad. Jesús nos da ejemplo: muy a menudo, durante su vida terrenal, se
apartó para orar a solas.
Pero Él nos
dice al mismo tiempo: "Si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir
algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá" (Mt 18,
19). Y la oración que nos enseña comienza con estas palabras: "Padre
nuestro".
La oración
personal nos conecta con los demás
La oración, al
colocarnos ante el Padre, nos hace hermanos. Incluso cuando oramos a solas,
nunca estamos aislados. Oramos en el nombre de nuestros hermanos, con
ellos y por ellos.
La oración de
la monja enclaustrada entre las paredes de su monasterio, la del ermitaño, la
de la anciana rezando su rosario en la soledad del hospicio, o la del paciente
aislado del mundo en su cama de hospital... todas estas oraciones personales
son comunión con Dios y, en Él, con todos los hombres.
La oración nos
conecta con los demás, de una manera invisible pero real.
Orar en
comunidad
Al igual que
necesitamos momentos de soledad, es importante que vivamos la dimensión
comunitaria de la oración de una manera concreta, orando con los otros: como
pareja, como familia, como parroquia, como comunidad, en la escuela, con
nuestros amigos...
Sin olvidar,
por supuesto, la oración litúrgica de la Iglesia, especialmente la Misa, que es
una oración particularmente importante.
Debido a que
nadie puede ser cristiano solo, ¡la oración nunca es un asunto individual!
Edifa
Fuente: Aleteia