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Ángelus de Papa. Vatican Media. Dominio público |
Exhorta a la Iglesia a ser una “casa en la que siempre
se es bienvenido, donde los puestos no se conquistan” y a reconocer nuestra
dignidad de “hijas e hijos de Dios”.
La humildad es “ser libre de uno mismo” y nace “cuando
el Reino de Dios y su justicia se han convertido verdaderamente en nuestro
interés y podemos permitirnos mirar lejos: no la punta de nuestros pies, ¡sino
lejos!”.
En su alocución previa a la oración del Ángelus del
último domingo de agosto, el Papa León XIV anima a aprender a servir como
Cristo y a mirar más allá de uno mismo. Asomado desde la ventana del Palacio
Apostólico, el Pontífice centra su reflexión en un pasaje del Evangelio del
día, tomado del evangelista Lucas, en el que Jesús almuerza en casa de uno de
los jefes de los fariseos y observa “que hay una carrera por ocupar los
primeros lugares” y “mediante una parábola, describe lo que ve e invita a
pensar a quienes lo observan”. El Santo Padre se dirige, en particular, a la
Iglesia, diciendo:
Pidamos hoy que la Iglesia sea para todos un taller de
humildad, es decir, esa casa en la que siempre se es bienvenido, donde los
puestos no se conquistan, donde Jesús puede tomar todavía la Palabra y
educarnos en su humildad y en su libertad.
Jesús nos llama a la libertad
Dirigiéndose a los numerosos fieles llegados a la
plaza de San Pedro, el Pontífice subraya que “sentarnos juntos en torno a la
mesa eucarística, en el día del Señor, significa también para nosotros darle a
Jesús la palabra” porque Él, “se hace nuestro huésped y puede describir cómo
nos ve”. Y señala que es muy importante “vernos a través de su mirada, repensar
cómo muchas veces reducimos la vida a una competición, cómo perdemos la
compostura con tal de obtener algún reconocimiento, cómo nos comparamos inútilmente
unos con otros”. Por ello, observa:
Detenernos a reflexionar, dejarnos sacudir por una
Palabra que cuestiona las prioridades que ocupan nuestro corazón, es una
experiencia de libertad. Jesús nos llama a la libertad.
La humildad, forma plena de libertad
De hecho, León XIV subraya que el Evangelio usa la
palabra “humildad para describir la forma plena de la libertad”. “Quien se
engrandece, en general – evidencia - parece no haber encontrado nada más
interesante que sí mismo y, en el fondo, tiene poca seguridad en sí”.
Pero quien ha comprendido que es muy valioso a los
ojos de Dios, quien se siente profundamente hijo o hija de Dios, tiene cosas
más grandes de las que gloriarse y posee una dignidad que brilla por sí sola.
Esa se coloca en primer plano, ocupa el primer lugar sin esfuerzo y sin
estrategias, cuando en vez de servirnos de las situaciones, aprendemos a
servir.
Ser huéspedes cercanos como Jesús
El Papa explica además que “los comensales
‘observaban’ a Jesús y, en general, Él era mirado con cierta desconfianza por
los intérpretes más rigurosos de la tradición”. “Sin embargo – subraya - el
encuentro es posible porque Jesús se hace realmente cercano, no permanece ajeno
a la situación” sino que “se hace huésped de verdad, con respeto y autenticidad.
Renuncia a esos buenos modales que son sólo formalidades que eluden
comprometerse recíprocamente”.
Tener invitados ensancha el espacio del corazón, y
hacerse huésped exige la humildad de entrar en el mundo del otro. Una cultura
del encuentro se nutre de estos gestos que acercan.
Fuente: Vatican News