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Papa León XIV en la Audiencia General. Foto: Vatican Media. Dominio público |
Durante su primera audiencia general del miércoles de
agosto, el Papa León XIV reflexionó sobre el misterio de la pasión, muerte
y resurrección de Jesús. Para comenzar, invitó a todos a meditar sobre la
palabra «preparar», que «parece sencilla, pero encierra un precioso secreto de
la vida cristiana».
El amor no es un impulso repentino
En el Evangelio de Marcos, en preparación para la Pascua, los doce
apóstoles le hacen a Jesús una pregunta muy práctica: «¿Dónde quieres que
vayamos a preparar la Pascua?». El Papa León señaló que ellos eran conscientes
de que algo importante iba a suceder y, a su vez, recibieron una respuesta muy
simbólica de Jesús: «Id a la ciudad y os saldrá al encuentro un hombre que
lleva un jarro de agua».
Un hombre con un jarro, una habitación ya preparada y un
anfitrión desconocido: todo está preparado de antemano. Jesús ya lo había
dispuesto todo para sus discípulos. Esto nos muestra, explicó el Papa, que el
amor verdadero «no es fruto del azar, sino de una elección consciente». El amor
exige preparación. La decisión de Jesús de soportar su pasión es un ejemplo de
esta elección de amar libremente.
El Papa León subrayó que esto debería ser una fuente de consuelo
para nosotros: «saber que el don de su vida proviene de una intención
consciente, no de un impulso repentino».
Dios ha preparado un lugar para nosotros
Siguiendo con el simbolismo del pasaje del Evangelio, la
habitación que ya ha sido preparada revela el hecho de que Dios nos allana el
camino. Antes de que «nos demos cuenta de que necesitamos ser acogidos, el
Señor ya ha preparado un espacio para nosotros donde podemos reconocernos y
sentirnos sus amigos».
Cada uno de nosotros puede encontrar en nuestro corazón ese
espacio creado especialmente para cada persona, que simplemente espera ser
visto, llenado y amado.
Aunque Jesús ya había dispuesto todo para la Pascua en el
Evangelio, pidió a los apóstoles que hicieran su parte. Esto, argumentó el
Papa, nos enseña una lección esencial para nuestra vida espiritual: «la gracia
no elimina nuestra libertad, sino que la despierta».
Los preparativos no son lo mismo que las
ilusiones
El Papa León recordó a los peregrinos en la Plaza de San Pedro
que nosotros también tenemos «una cena que preparar». Más allá de la liturgia,
la Eucaristía tiene un lugar en nuestra vida cotidiana. Y debemos dejar espacio
para experimentar todo como una acción de gracias.
Para ello, el Papa instó a todos a eliminar de sus vidas aquello
que les impide avanzar. Pero también advirtió contra la confusión entre los
preparativos y las ilusiones, o contra la creencia de que estar preparados
significa estar engañados. Las ilusiones distraen, mientras que los preparativos
nos guían. Jesús nos dio un ejemplo de ello cuando preparó «una cena de
comunión» para sus discípulos a lo largo de su ministerio, incluso cuando ellos
no lo entendían y uno de ellos planeaba traicionarlo.
Nosotros también estamos llamados a «preparar la Pascua». Como
recordó el Papa León a todos los presentes en la plaza, esto no solo significa
prepararse para la misa, sino también para los momentos de nuestra vida
cotidiana. Esto puede significar estar dispuestos a dar el primer paso, a
escuchar más o a dejar de esperar a que los demás cambien.
Y cuando decidimos aceptar el llamado de Dios para prepararnos
para la comunión con Él, no estaremos solos, subrayó el Papa. «Descubriremos
que estamos rodeados de signos, encuentros y palabras que nos guían hacia esa
sala, espaciosa y ya preparada, en la que se celebra sin cesar el misterio de
un amor infinito, que nos sostiene y siempre nos precede».
Kielce Gussie -
Ciudad del Vaticano
Fuente: Vatican News