El 16 de julio de 1769, fray Junípero Serra fundó la misión San Diego de Alcalá, la primera de una red de 21 que se levantarían a lo largo de la Alta California
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Estatua de fray Junípero Serra en el 'National Santuary Hall' |
«Si no hubiera
existido España hace cuatrocientos años, no existirían hoy los Estados Unidos»,
advertía con rotundidad el historiador Charles Lummis en su
obra Los Exploradores españoles del Siglo XVI. Una afirmación
que cobra todo su sentido al mirar hacia el sur de California donde la huella
de España influenció de manera profunda y determinante: hoy, hace 256 años, un
fraile mallorquín cambió para siempre la historia de una región del continente
americano.
El 16 de julio
de 1769, fray Junípero Serra, nacido como Miguel José Serra
Ferrer en Petra (Mallorca), fundó la Misión San Diego de Alcalá, que
con el tiempo llegaría a ser conocida como la Madre de las Misiones, al
ser la primera de una red de 21 que se levantarían a lo largo de la Alta
California. A esta se unirían otras como las de San Carlos, San Antonio y San
Gabriel, donde hoy se alza la famosa ciudad de Los Ángeles.
Cifras del
esplendor en la misión San Diego de Alcalá
La elección del
lugar para la fundación de la misión de San Diego no fue casual. Serra y sus
hermanos franciscanos se instalaron cerca de los poblados de los kumeyaay,
aprovechando la cercanía de fuentes de agua y tierras fértiles para el cultivo.
Pero lo que parecía una coexistencia pacífica, encontró rápidamente
dificultades.
En 1775, tan
solo un año después de que se construyera la primera iglesia, los indígenas
locales asaltaron la misión, provocando un incendio que provocó graves daños.
El padre Luis Jayme, quien intentó mediar en medio del ataque,
murió a manos de los asaltantes. Fue el primer mártir cristiano de California,
y sus restos reposan hoy en el santuario de la misión.
Pese a la
tragedia, Serra regresó al lugar en 1776 y reconstruyó la misión con
una muralla defensiva, más organizada y robusta. Fue un punto de inflexión.
Hacia 1790, el complejo se había reconstruido lo suficiente como para contar no
solo con una iglesia, sino con otros edificios.
En 1797, la
misión alcanzó su máximo apogeo: más de 1.400 indígenas habían sido
bautizados, y se cultivaban 55.000 acres con viñedos, cereales,
frutales y hortalizas. La ganadería que la misión poseía también alcanzó cifras
destacadas: 20.000 ovejas, 10.000 reses y más de mil caballos, tal y como
explica la página de la Misión
de San Diego.
De misión a
basílica histórica
Pero el
esplendor fue efímero. La independencia de México en 1821 y la posterior cesión
del territorio a Estados Unidos tras el Tratado de Guadalupe
Hidalgo (1848) pusieron a prueba la supervivencia de las misiones.
Entre 1850 y 1857, la Caballería de EE.UU. usó la misión como cuartel militar.
No fue hasta 1862, bajo la presidencia de Abraham Lincoln, que
las tierras fueron devueltas a la Iglesia.
En 1976, dos
siglos después de su fundación, la Misión San Diego de Alcalá fue reconocida
como basílica menor por el Papa Pablo VI. Hoy sigue viva como
parroquia, museo y centro cultural, testigo tangible del momento en que un
humilde mallorquín, hijo de campesinos analfabetos, dejó una marca indeleble en
el mapa espiritual de América del Norte.
Fray Junípero
Serra fue canonizado por el Papa Francisco en 2015. Su figura
permanece también en el corazón político de Estados Unidos: el Capitolio. Allí,
en el National Statuary Hall, donde cada estado honra a dos
personajes clave de su historia, California eligió al franciscano
mallorquín para representar su legado fundacional. Por que lo cierto
es que el 16 de julio de 1769 comenzó en las costas del Pacífico una historia
que sigue dando forma a lo que hoy se conoce como California.
María Rabell García
Corresponsal en
Roma y El Vaticano
Fuente: El Debate