Es usual que la Misa sea por un difunto, pero puede pedirse por una persona viva, que recibirá la gracia del sacrificio de Cristo en la comunión de los santos
![]() |
Pascal Deloche / Godong |
El 13 de abril
de 2025, el Papa Francisco aprobó un decreto del Dicasterio para el Clero sobre las intenciones de
la Misa. Antes de establecer algunas normas para los sacerdotes, el texto
explica el valor espiritual de ofrecer una misa: "La Eucaristía, aunque
constituye la plenitud de la vida sacramental, no es una recompensa para los
perfectos, sino un remedio generoso y un alimento para los débiles."
Aunque la mayoría de las intenciones se refieren a personas fallecidas, también
se pueden decir misas por una persona viva.
Comunión de
los santos
De hecho, esta
práctica "alentada" por la Iglesia es ante todo una manifestación de
fe en la comunión de los santos. En Jesús, en quien todos los fieles han sido
bautizados, los vivos y los muertos son miembros de un cuerpo místico del que
Cristo es la cabeza.
En virtud de
este misterio, que forma parte del Credo, la oración, la penitencia o la ofrenda de un
miembro beneficia a los demás miembros del cuerpo, del mismo modo que el pecado
de un miembro mancha a toda la Iglesia. Ofrecer una Misa por los vivos, al
igual que por los difuntos, ayuda así a sostenerlos.
Compartir el
fruto de la Redención
El segundo
aspecto que subyace en la intención de la Misa es que el sacramento de la Eucaristía actualiza
el sacrificio salvífico de Cristo. En cada Misa se hace contemporánea la gracia
de la muerte y resurrección del Salvador. En la comunión de los santos, cada
persona recibe el fruto de la Redención realizada en Jerusalén hace 2.000 años,
pero constantemente renovada.
En cuanto a los
que piden Misa, ayudan a pagar los sueldos de los sacerdotes, de ahí el importe
indicativo de la ofrenda - que estipula cada diócesis - y de este modo se
asocian más estrechamente a la Eucaristía dirigiendo su oración y haciéndola
más concreta.
Lo mismo ocurre
con las intenciones: rezar por un acontecimiento importante para fulano, el
cumpleaños de un amigo, los exámenes de su hija, la curación de un enfermo, la
santificación del párroco, el nacimiento de un bebé… tanto si la Misa celebrada
es de apoyo como de acción de gracias al Padre.
Valdemar de Vaux
Fuente:
Aleteia