Advocaciones que surgieron en la Edad Media; los agustinos, sobre todo los hispanos, las difundieron
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La Virgen de Consolación y Correa/ReL |
Robert Prevost,
antiguo superior de los agustinos, se convirtió en León XIV el 8 de mayo de
2025. Y precisamente el 8 de mayo se celebra la fiesta de Nuestra
Señora de Gracia, una advocación que celebran mucho los agustinos.
(También se celebran otras advocaciones ese día: es también la fiesta del
patronazgo de María para los dominicos, la de María Mediadora de Gracias para
los franciscanos y Nuestra Señora de la Estrella para los religiosos de La
Salle).
Hay al
menos 5 devociones marianas que son comunes entre los agustinos. Algunas
las señaló en el digital mexicano DesdeLaFe el provincial de
los agustinos en Michoacán, México, Fray Marco Antonio Luna Medrano. Seguro que
las 5 emocionan al nuevo Pontífice.
1. Nuestra
Señora de Gracia: un versículo y una leyenda
Teológicamente, Nuestra
Señora de Gracia bebe de palabras angelicales y evangélicas, las del ángel
Gabriel a la Virgen María en Nazaret: “Alégrate, rebosante de gracia
[kejaritomene, en griego], el Señor está contigo” (Lc 1,28). María rebosa de la
gracia de Dios y del Espíritu Santo, y puede también repartirla de la que
recibe.
Desde al
menos 1284, los agustinos celebran a la Virgen de Gracia, remarcando la
generosidad y gratuidad con la que Dios se volcó en ella y a través de
ella. Los misioneros agustinos extendieron su devoción por América en el siglo
XVI (el obispo agustino de Valencia, Santo Tomás de Villanueva, hizo llegar
cientos de misioneros agustinos a América) y luego por otros lugares. Cuando
una parroquia agustina no está dedicada a San Agustín, a menudo está dedicada a
Nuestra Señora de Gracia.
En Andalucía,
esta advocación se extendió también en el siglo XIII. La leyenda dice que en
1290, después de que los cristianos reconquistaran la ciudad de Carmona (provincia
de Sevilla, hoy con 30.000 habitantes), un pastor encontró en una cueva una
imagen de la Virgen que había estado escondida allí 500 años o más, para
protegerla durante la ocupación musulmana. La imagen fue llevada al pueblo,
pero milagrosamente a la mañana siguiente volvió a aparecer en su cueva, por lo
que los cristianos decidieron construir allí una ermita. En realidad, los
expertos nos dicen que es una talla de románico catalán del siglo XIII.
En 1806, Pío
VII estableció que los agustinos podían celebrar una fiesta litúrgica por esta
advocación el 8 de mayo… y en 8 de mayo, por primera vez en la historia, un
agustino es elegido Sumo Pontífice.
2. La Virgen
de la Consolación, o de la Correa: un sueño apócrifo
La fiesta de
Nuestra Señora de Consolación se celebra el 4 de septiembre en toda la Iglesia.
Es patrona de Turín (ligada a un icono oriental), y de bastantes ciudades
españolas (Altea, Alcolea del Río, Molina de Segura, Utrera, Santa Cruz de
Tenerife...). Desde 2024 es patrona de Intramuros, el barrio antiguo de
Manila, como Nuestra Señora de Consolación y Correa.
Parece que su
devoción se extendió con los agustinos y también con el título de María
como Consoladora de los Afligidos (Consolatrix afflictorum), que en
la Edad Media ya usaban algunos, pero que en el siglo XVI se incorporó a
las Letanías Lauretanas de la Virgen en 1572 (el Papa Sixto V las aprobó luego
en 1587).
El Concilio
Vaticano II dijo que María, elevada al cielo, “brilla ante el pueblo peregrino
de Dios como signo de segura esperanza y consolación” (Lumen
Gentium, 69). También recuerdan que María en el Cenáculo oraba por el
"Espíritu de consuelo", el Paráclito o Espíritu Santo.
Lo peculiar de
los agustinos es que la suelen representar con una correa negra, como
la que usan los mismos agustinos en su hábito y la llaman
"Nuestra Señora de la Consolación y Correa". Otra cosa es que en
Asia tienden a presentar la correa de color dorado. Parece que ya en
el siglo XV había en Italia Cofradías de la Correa.
Según una
leyenda (que no cuenta San Agustín en sus escritos), la madre del santo, Santa
Mónica, cuando enviudó, meditó sobre la tristeza de la Virgen María tras la
muerte de Jesús. Entonces, la Virgen se apareció a Mónica, vestida de negro
y ceñida con una correa, diciéndole: “Mónica, hija mía, este es el
traje que vestí cuando estaba con los hombres, después de la muerte de mi hijo.
El mismo vestido llevarás tú en señal de tu devoción hacia mí”. Mónica se
alegró y un tiempo después su díscolo hijo Agustín se convertía y
dedicaba su vida a servir al Señor.
3. La Virgen
de Regla: de León, a Andalucía, al mundo
Fray Marco
Antonio Luna Medrano no la comenta en DesdeLaFe, pero entre los
agustinos españoles, especialmente andaluces, y también entre los caribeños,
tienen devoción a esta advocación.
Se celebra el 8
de septiembre y tiene santuarios en Chipiona (población
cercana a Cádiz, de 20.000 habitantes), en Santa Cruz de Tenerife, en
la catedral de Bani (República Dominicana), en La Habana (Cuba), y en
Lapu Lapu (Filipinas) entre otros sitios.
La imagen de
Chipiona es una talla de transición del románico al gótico, y se sabe
que ya recibía culto en el siglo XIV. La leyenda (recogida por escrito a
inicios del siglo XVII) dice que la hizo tallar San Agustín hacia el año 400
siendo obispo en Hipona y que oraba con ella (es imposible por el estilo
escultórico) y que huyendo de la invasión vándala en Hipona unos discípulos del
santo la llevaron en barca hasta Chipiona, donde fundaron una comunidad. En el
713, con la invasión musulmana, se habría escondido la imagen en un pozo bajo
una higuera. Seis siglos después, un canónigo de la catedral de León que
viajaba por la Península, se sentó a descansar bajo una higuera y tuvo una
visión que le hizo buscar en el pozo y encontrar la talla.
Pero el
nombre de "regla" la relacionan los agustinos con otro sueño de Santa
Mónica, pero este sí bien documentado porque lo recoge el mismo San
Agustín en sus Confesiones (Conf. 3, 11, 19).
Mónica habría soñado en el año 375 que se le apareció un ángel “de pie sobre
una regla de madera”, comunicándole que donde ella estaba allí estaría también
su hijo, es decir, igual que ella estaba sobre una regla de madera, su hijo seguiría
la regla de la fe.
El obispo
Diego, en la catedral de León, estableció en el siglo XII que los canónigos
siguieran unas normas cumpliendo la Regla de San Agustín. En 1205,
cuando empezó la construcción de la catedral gótica en León, se dedicó a Santa
María de Regla. Así, la regla de Agustín dio nombre a la advocación
mariana, de León saltó a Andalucía y de allí a otros países costeros del
Caribe, México o Filipinas.
En el
Caribe, los cultos sincréticos hablan de "la Virgen de Regla"
para referirse a Yemanyá, la diosa vudú del mar.
4. La Madre
del Buen Consejo: cuadro milagrosamente pintado
La Virgen o
Madre del Buen Consejo es otra de las advocaciones marianas que los agustinos
difunden; es patrona de Albania (ligada especialmente a la ciudad de Scútari) y
al santuario de Genazzano, cerca de Roma, que León XIV visitó al empezar su
pontificado, en su tercer día como Pontífice. El Papa Pío IX, a finales del
siglo XIX, incorporó la frase "Madre del Buen Consejo" a las Letanías
lauretanas.
En el siglo
XIV, cerca de Roma se encargó a los agustinos cuidar de un antiguo y casi
olvidado templo con este nombre, de la Virgen del Buen Consejo. Según
la leyenda, en 1467, durante la fiesta de la virgen, se escuchó del cielo una
música angelical, cayó un rayo sobre una capilla, sonaron las campanas
y apareció la pintura de la Virgen del Buen Consejo con su Hijo en
brazos, pintada sobre estuco. Enseguida muchas personas declararon milagros
atribuidos a rezar a esta imagen.
Poco después,
llegaron dos extranjeros a Genazzano. Dijeron que venían de Scutari, ciudad
albanesa recién conquistada por los turcos. Ellos habían rezado a su imagen de
la Virgen pidiéndole consejo, y la imagen se desprendió de la pared y voló
lentamente cruzando el Adriático hacia Italia. Era la misma imagen que
ahora estaba en Genazzano. Se quedaron a vivir allí, con su Señora
refugiada.
Varios Papas
mostraron su devoción a esta imagen, pidiéndole ayuda en plagas,
etc... Pío XII, el Papa de la Segunda Guerra Mundial, la escogió como
la patrona de su pontificado. De hecho, durante la guerra mundial una
bomba explotó en la basílica de esta advocación y destruyó el altar principal y
varias pinturas y esculturas, pero sin dañar la imagen milagrosa.
5. La Virgen
del Socorro: con una maza pega al demonio
La advocación
de Nuestra Señora del Socorro se menciona ya en comunidades agustinas del año
1300 y 1306, y su devoción la difundió el Beato Nicolás Bruno de Messina, prior
del convento de los agustinos de Palermo, en la isla de Sicilia, quien le
atribuía muchos favores. Se celebra el 13 de mayo.
Es una
advocación mariana que presenta a la Virgen María como la que intercede
y ayuda en momentos de necesidad, por lo que es venerada por su
capacidad para socorrer en situaciones difíciles y se le atribuyen numerosos
milagros.
Hacia el
siglo XV surgió una leyenda según la cual una madre de Palermo, harta
del llanto de su hijo pequeño, en un momento de desesperación, dijo: “Que te
lleve el demonio”. En ese momento apareció el diablo para llevarse al
menor. La madre, volviendo en sí, invocó a la Virgen y exclamó: “Virgen
santa, Madre mía, socórreme”. La Virgen acudió y ahuyentó al
demonio golpeándole con una maza y salvando al menor. Otras versiones
de la leyenda detallan que el niño estaba sin bautizar: se usaban para animar a
bautizar pronto a los bebés sin demorarlo.
En el arte, esta
escena legendaria tuvo éxito y por Italia se extendieron escenas de la Virgen
con maza amenazando al demonio, a menudo por encargo de comunidades
agustinas. Luego llegaron estas representaciones y su devoción a los reinos de
la Corona de Aragón, empezando por Baleares y Valencia.
En Mallorca,
por ejemplo, la Virgen del Socorro (Mare de Déu del Socors) es la titular del
convento agustino desde el siglo XV. Se venera una escultura renacentista allí,
encargada a un taller sevillano y colocada en 1544, de alabastro.
La Orden
de San Agustín introdujo la memoria de la Virgen del Socorro en su liturgia el
año 1804. Extendió su devoción por todas sus misiones del mundo
hispano y más allá.
Hay que tener en cuenta que no debe confundirse esta advocación con la Virgen del Perpetuo Socorro, un icono cretense-bizantino que han difundido mucho los redentoristas desde el siglo XIX, aunque parece que efectivamente el icono cretense original estuvo mucho tiempo en una iglesia agustina en Roma.
Pablo J. Ginés / CariFilii
Fuente: ReligiónenLibertad