BURKINA, ESCUELA Y FAMILIA, EL PROYECTO DE UN MATRIMONIO MIGRANTE PARA SU PUEBLO

Gilbert Gouba se bautizó después de salir de un centro de menores de Granada tras cruzar el Mediterráneo en patera. Junto a su mujer Roberta, ha creado una asociación para que los niños de su aldea puedan ir a la escuela

Gilbert y Roberta. Foto: Cedida por Gilbert Gouba.
Dominio público
Cuando Gilbert Gouba salió de Zabré, un pueblo de Burkina Faso, tenía tan solo 13 años. Sin decírselo a nadie, más que a un amigo, emprendió en 2006 un camino desconocido que hoy recuerda con inquietud. La falta de seguridad y futuro en su aldea natal, junto a un hambre atroz, hicieron que dejara atrás a sus padres y a sus 18 hermanos

La historia de cómo Gilbert llegó a España podría servir como argumento para una película; desde su trabajo en las minas de diamante, hasta los malos tratos en la patera o su paso por el árido desierto, donde vio a tanta gente morir.  

Después de tres años de travesía, y tras alcanzar la costa de Motril con 16 años e ingresar en un centro de menores, Gilbert encontró refugió en Miguel Ángel Morell, un sacerdote granadino que estuvo a su lado, escuchó su historia con sensibilidad y, después de un tiempo, le ofreció el mayor regalo: el bautismo.   

«He alcanzado lo que tanto deseé, pero no puedo olvidarme de la extrema violencia que me he encontrado en mi trayecto hacia España», asegura el burkinés en conversación con Alfa y Omega. «Estos recuerdos siguen en mi cabeza y no me gustaría que los niños de mi pueblo pasen por estas situaciones traumáticas». Cada vez que este joven volvía a su país de visita, veía que la realidad de los niños de allí no cambiaba. Por eso, en 2019 fundó, junto con su mujer Roberta, la asociación Burkina, Escuela y Familia. Una síntesis de lo que consideran que deben tener todos los jóvenes del mundo, y un grito a la esperanza de los que no quieren olvidar sus raíces.  

El objetivo de la iniciativa es apoyar la formación de los menores de la aldea de Zabré, escolarizándoles y donándoles material escolar. Hasta el momento, han logrado que casi 140 niños, tanto de primaria como secundaria, puedan asistir a la escuela. «También hay ocho universitarios que están estudiando y soñando con un futuro mejor», señala Gouba, que colabora todos los domingos en la Eucaristía en la catedral de Granada.   

Para lograrlo, organizan recogidas de material escolar, así como carreras y desayunos solidarios, normalmente en colegios, cuya ayuda consideran «imprescindible» para seguir llevando a cabo su tarea. Luego, con todo lo recogido, llevan un cargamento que es acogido en Zabré «con mucha ilusión, esperanza y agradecimiento». Gilbert destaca que «no recibimos subvenciones, sino simplemente aportaciones de personas que tienen un corazón de oro» y les ayudan a través de su página web.

Después de haber trabajado en España como jardinero, albañil, electricista, mozo de almacén o limpiadora, Gilbert y Roberta tienen claro que la educación que le quieren dar a sus tres hijos —la pequeña Valentina tan solo tiene siete meses—, la desean también para todos los niños de Burkina Faso. Según él, «es la única forma de hacer que puedan escapar de toda la violencia y el hambre que sufren».

Ester Medina Rodríguez

Fuente: Alfa y Omega