La directora del Observatorio CEU de Víctimas del Terrorismo y mano derecha del político asesinado por ETA recuerda su figura a los 30 años de su muerte
Foto: Europa Press/Alejandro Martínez Vélez |
María San
Gil recibe la llamada de Alfa y Omega a media
mañana de este jueves, después de haber pasado ya por algunos medios de
comunicación, más algún otro al que tendrá que atender por la tarde. No es un
día cualquiera: este 23 de enero se cumplen 30 años del asesinato de
Gregorio Ordóñez a manos de la banda terrorista ETA. El
concejal del PP tenía en San Gil a su mano derecha, hasta el
punto en que comían juntos en el restaurante en el que Francisco Javier García
Gaztelu, alias Txapote, entró a matar al político por la
espalda.
¿Cómo vive
un día como hoy?
Están siendo unos días muy especiales. Hemos presentado un documental sobre
Gregorio que ha realizado el Centro de Estudios, Formación y Análisis Social de
la Universidad San Pablo CEU. Hoy el recuerdo es más vivo todavía,
y esto nos hace reflexionar profundamente sobre cómo estamos hoy, en
comparación con cómo estábamos hace 30 años.
¿Qué
recuerda de él?
Trabajábamos codo a codo, compartiendo jornadas maratonianas, en una gran
convivencia. Era una persona excepcional: coherente, honesto,
trabajador, valiente. Nunca abjuraba de sus ideas, no importaba lo que
fuera, y defendía lo que creía sin importar las consecuencias. Para nosotros,
eso era lo normal, pero hoy en día, tal como está la sociedad, y no solo en el
terreno político, es algo que echo mucho de menos. Lo que veo es que nos
cuesta mantener nuestras creencias en un mundo donde la corrección
política se ha vuelto lo normal. La valentía de Gregorio, tanto en sus
planteamientos como en su cultura, la valoro enormemente.
¿Era un
hombre creyente?
Era un hombre profundamente creyente. Iba a misa todos los
domingos y no lo escondía, a pesar de que en esos años algunos
curas no estaban alineados con el mensaje de la Iglesia, sino que se
centraban más en la política que en hablar de Dios. Gregorio decía que quería
la vida eterna, no premios terrenales. Vivía su fe de manera natural, sin
alardes ni espectáculos.
¿Qué ha
cambiado en la sociedad en estos últimos 30 años con respecto al terrorismo?
Han pasado 30 años, y parece que hemos tenido que tragarnos muchas
mentiras. La narrativa oficial nos ha llevado a pensar que hemos derrotado
a ETA, pero la realidad es que ETA no era solo una organización terrorista,
sino un conglomerado de grupos políticos, medios de comunicación,
organizaciones juveniles y comandos asesinos. Las Fuerzas de Seguridad del
Estado han derrotado a los miembros armados, pero el proyecto político de ETA sigue vigente.
Los siete votos de Bildu que apoyan al presidente del Gobierno
actual siguen siendo parte de ese mismo mundo.
¿Y con
respecto a las víctimas?
Es desolador pensar que tantas vidas se perdieron y que tanto sufrimiento
parece no haber servido para que la historia cierre con vencedores y
vencidos. El miedo y la cobardía que padecieron las víctimas parece que se
han trasladado a la sociedad, y ahora muchas personas se niegan a reconocer a
las víctimas como los héroes de la democracia que realmente
son. Deberíamos dar más importancia a las figuras de estas personas, y
conceder memoria, dignidad y justicia a quienes han luchado
todos estos años por la libertad.
Juan Luis Vázquez
Díaz-Mayordomo
Fuente: Alfa y Omega