¿Puede una abuela convertirse en guía y apoyo de sus nietos sin socavar la autoridad de los padres?
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La abuela es un
tesoro infravalorado y un apoyo en la crianza de los nietos. ¿Cuál es su papel?
Intuitivamente, pensamos que no debe competir con los padres, pero ¿estamos
seguros de que "los padres están para criar, las abuelas para mimar"?
Mujeres
santas, madres y abuelas de santos
Entre los
canonizados, hay bastantes madres que criaron santos: pensemos en santa Isabel,
madre de san Juan Bautista, o en Celia Martin, madre de santa Teresa. ¿Ha oído
hablar de las abuelas santas? Son mujeres que no solo criaron a sus propios
hijos, sino que vivieron para ver a sus nietos santos. Todo el mundo conoce a
santa Ana, madre de María y abuela de Jesús. Y hay más.
Una de las
figuras más interesantes es santa Macrina la Vieja, madre de san Basilio el
Viejo y abuela de muchos santos, entre ellos san Basilio el Grande y san
Gregorio de Nisa (obispos y teólogos), san Pedro de Sebaste (obispo y monje) y
santa Macrina la Joven (que dedicó su vida al ascetismo, la oración y la
Escritura).
Por las
memorias escritas por sus nietos, sabemos que fueron ellas quienes les
transmitieron enseñanzas de la Iglesia, especialmente Basilio y Gregorio, que
desempeñaron un papel clave en la formulación final del Credo Niceno. Este
ejemplo demuestra que una abuela puede hacer por sus nietos mucho más que
mimarles y darles de comer cenas caseras.
Consejos
para ser una abuela santa
1. Integridad:
vivir en armonía con los valores
Ser una abuela
santa empieza por la integridad: vivir en armonía con el propio sistema de
valores. Una abuela que ha tomado buenas decisiones y se guía por principios de
fe muestra a sus nietos que vivir de acuerdo con estos principios da sus
frutos.
La sabiduría
vital que puede transmitirse a la generación más joven adquiere más valor
cuando los nietos ven la autenticidad: el hecho de que la abuela no solo habla
de valores, sino que también los vive. Esta actitud se convierte en una
inspiración a emular.
2. Un oído
dispuesto a escuchar
Los niños y los
jóvenes necesitan a alguien que les escuche sin juzgarles. Una abuela santa
esta abierta a la conversación y dispuesta a escuchar pacientemente incluso las
historias más difíciles.
Los nietos
deben sentir que la abuela es su aliada y que hablar con ella es un espacio
donde pueden expresar sus pensamientos, preocupaciones y sueños.
3. Cooperación
con los padres, no competencia
Una abuela
santa respeta la autoridad de los padres sobre sus nietos. Aunque no esté de
acuerdo con algunas de sus decisiones, se abstiene de socavar su posición ante
los niños. En lugar de criticar o ridiculizar, la abuela puede sugerir
alternativas de forma no conflictiva.
Por ejemplo, si
los padres permiten que sus hijos utilicen excesivamente el smartphone, la
abuela puede establecer una norma en su casa para que el tiempo en su casa se
pase sin conexión, ofreciendo en su lugar actividades interesantes, como
cocinar juntos, contar historias en familia o salir a pasear.
4. Límites
del cuidado y la responsabilidad
La abuela debe
evitar interferir en las decisiones de los padres a menos que sus acciones
supongan una amenaza real para la salud o la vida del niño, como en situaciones
de violencia, alcoholismo o drogadicción. En tales casos, la abuela tiene el
deber de proteger a sus nietos.
Por otro lado,
en situaciones menos críticas, como disputas sobre la dieta o los métodos de
crianza, conviene recordar que la abuela tiene derecho a expresar su opinión,
pero siempre dentro del respeto a las decisiones de los padres y en privado, no
en presencia de los nietos.
5. Crear
buenos recuerdos
Una abuela
santa no es solo consejera y oyente, sino también heroína y creadora de bellos
momentos que los nietos recordarán toda la vida. Merece la pena crear recuerdos
que se conviertan en un tesoro de experiencias positivas: hornear juntos, jugar
a juegos de mesa, ir de viaje, contar historias de antaño, enseñar canciones,
etc.
Estas
actividades no solo enriquecen el vínculo entre abuela y nietos, sino que
también les muestran que la vida fuera de la red puede estar llena de alegría y
aventuras.
Bogna Białecka
Fuente: Aleteia