El Papa Francisco advirtió que, durante el Jubileo, “atravesar la Puerta Santa no es un acto mágico”, sino un símbolo cristiano.
Peregrinos atraviesan la Puerta Santa de San Pedro durante el Jubileo de la Esperanza. Crédito: Daniel Ibáñez/ EWTN News |
En este sentido, invitó a los encargados de supervisar y coordinar las
labores de seguridad en la Ciudad del Vaticano a participar en el Jubileo junto
a sus familias.
“Atravesar la Puerta Santa no es un acto mágico, no, no lo es, es
un símbolo, un símbolo cristiano: Jesús mismo dice: ‘Yo soy la puerta’ (Jn
10,7), un signo que expresa el deseo de recomenzar, y esta es una hermosa
sabiduría: recomenzar, cada día recomenzar. Siempre dar un paso adelante. El
deseo de renovarse y de dejarse encontrar por Dios. Y quien eventualmente no
reconozca tener el don de la fe, aproveche igualmente este Año Jubilar para
seguir adelante”, señaló el Pontífice.
Más tarde, el Papa Francisco les agradeció por su trabajo,
realizado con “dedicación, profesionalidad y generosidad, para garantizar mi
seguridad, la de mis colaboradores y todos los peregrinos y turistas en el área
del Vaticano”.
El Santo Padre afirmó que esta “exigente tarea” requiere
“prontitud y coraje”, debe llevarse a cabo con discreción y con el
“cuidado de cada detalle, paciencia y disposición al sacrificio”.
“La seguridad, de hecho, es un bien invisible cuya importancia
percibimos precisamente cuando, por alguna razón, falta, y que se construye en
el constante e inteligente esfuerzo de vigilancia, noche y día, durante todos
los días del año”, remarcó.
Añadió también que “el ser humano herido por el pecado hace
indispensable la obra de las fuerzas públicas al servicio del bien común de
toda la comunidad, que disponen de los instrumentos adecuados para
contrarrestar y detener a quienes se disponen a cometer delitos y
crímenes”.
“Pueden estar muy orgullosos de vivir y actuar al servicio del
bien común, ¡mucho!, y al mismo tiempo mantenerse humildes, porque esto les
permite reconocerse necesitados de ayuda, de bendición, de redención, y
mantener su corazón abierto a la gracia de Dios”, señaló a continuación.
Por último, les explicó que “cuando los domingos mis secretarios
vienen a visitarles para traerles chocolate o algo similar, es un gesto
simbólico, pero un gesto que expresa mi cercanía. ¡Muchas gracias!”, concluyó
el Santo Padre.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI
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