El martes 3 de diciembre se hizo entrega de la Rosa de Oro a la Virgen de la Esperanza Macarena de Sevilla, una concesión que resalta la importancia de esta imagen, pilar de la devoción mariana andaluza
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Crédito: Cortesía de la Hermandad de la Macarena |
En el marco
del II
Congreso Internacional de Hermandades y Piedad Popular que se
desarrolla estos días en la ciudad, el arzobispo Edgar Peña Parra, sustituto
para los asuntos generales de la Secretaría de Estado del Vaticano, fue el
encargado de otorgar esta condecoración.
La tradición
católica de entregar una Rosa de Oro se remonta a la Edad Media, y a lo largo
de los siglos se ha concedido a monasterios, santuarios y personalidades
destacadas en reconocimiento de su compromiso con la fe.
Esta elevada
distinción, un “regalo” del Papa Francisco a una de las advocaciones marianas
más veneradas y emblemáticas de la ciudad de Sevilla, es además un
reconocimiento “profundo a la piedad popular” y un signo claro de su apoyo “a
este camino de vivencia de la fe”.
Así lo explica
a ACI Prensa el Arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, quien
afirma que este gesto “refuerza la identidad cristiana y mariana de la ciudad y
constituye una llamada a la renovación espiritual y al compromiso con los
valores del Evangelio”.
Mons. Saiz
Meneses reafirma que la Rosa de Oro es también un impulso “para que las
hermandades y cofradías, y los devotos de la Macarena sigan trabajando en la
espiritualidad, la formación, la evangelización, la caridad y el apoyo a los
más necesitados, reflejando así el espíritu del Papa y su mensaje de amor y
esperanza”.
En este
sentido, resaltó además que el obsequio pontificio “se convierte en un símbolo
de unidad y misión dentro de la comunidad católica sevillana”, así como “de fe
y esperanza en la vida de los creyentes”.
El prelado puso
de relieve “que el fervor hacia la Macarena no se circunscribe al ámbito local,
sino que tiene una proyección universal”, y que este reconocimiento fomentará
además “su devoción y atraerá aún más peregrinos y devotos de otros lugares”.
“La Rosa de Oro
simboliza también la unidad de la comunidad católica en Sevilla, reforzando el
sentido de pertenencia y orgullo entre los hermanos, que se ven ratificados y
acompañados en su fe y en sus tradiciones por la aprobación del Papa”, señaló.
En definitiva,
se trata de un “regalo” que “fortalece la fe, impulsa la devoción y une a la
comunidad de Sevilla en una celebración que tiene frutos tanto en lo espiritual
como en lo caritativo, e incluso en el ámbito cultural”.
Para
profundizar en el significado de esta concesión, el arzobispo destacó que “la
fe de los sevillanos y andaluces es una fe intensa, profunda, arraigada en la
tradición, caracterizada por una vivencia personal y colectiva, donde la
espiritualidad se entrelaza con la cultura y las costumbres locales”.
“Esta fe se
manifiesta en las celebraciones litúrgicas, y en la devoción a las imágenes y
santuarios, y mantiene las tradiciones religiosas que son parte integral de la
vida comunitaria”, precisó.
También mostró
su deseo de que este reconocimiento ayude “a crecer en la conciencia de
filiación respecto de María, a ser conscientes de su presencia y amparo en la
vida diaria, y que sirva de impulso para que las nuevas generaciones se
acerquen a la Virgen María, y ocupe un lugar preferente en sus vidas”.
En este
sentido, aseguró que la Rosa de Oro “puede ser considerada una llamada a una
renovación espiritual y un refuerzo de la identidad cristiana y mariana en
nuestra sociedad”.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa