El Papa Francisco dirigió una emotiva carta a los católicos de Nicaragua para expresarles su cercanía, afecto y su incesante oración a la Virgen, implorando su consuelo en medio de la persecución a la fe que sufre el país bajo el régimen de Daniel Ortega y su esposa, Rosario Murillo.
Imagen referencial del Papa Francisco | Crédito: Vatican Media Dominio público |
El Pontífice
destacó el cariño que profesa a este pueblo, distinguido a su vez por su amor
“extraordinario a Dios”, al que con afecto llaman Papachú.
“Estoy con
ustedes”, aseguró el Santo Padre, animando a los fieles a confiar en la
Providencia, “única guía segura”, especialmente en los momentos más difíciles,
cuando humanamente “se vuelve imposible poder entender lo que Dios quiere de
nosotros”. En estas circunstancias, recordó, “estamos llamados a no
dudar de su cuidado y misericordia”.
El Papa
Francisco subrayó que la confianza en Dios y la fidelidad a la Iglesia son “dos
grandes faros” que iluminan su existencia. “Tengan la certeza de que la fe y
la esperanza realizan milagros”, insistió.
Además, les
invitó a dirigir su mirada a la Virgen Inmaculada, haciendo referencia al
título de su carta: “¿Quién causa tanta alegría? ¡La Concepción de
María!”. Esta expresión popular marca la celebración de “La
Gritería”, una tradición nicaragüense que cada 7 de diciembre llena las
iglesias en honor a la Madre de Dios.
El Pontífice
deseó que esta festividad, previa al Jubileo de 2025, sea una fuente de aliento
“en las dificultades, las incertidumbres y las privaciones” y exhortó a los
fieles a abandonarse en los brazos de Jesús con la jaculatoria “Dios primero”.
“Quiero decirlo
con fuerza, la Madre de Dios no cesa de interceder por ustedes, y nosotros no
dejamos de pedirle a Jesús que los tenga siempre de su mano”, añadió el Santo
Padre.
Les animó
también a rezar la “poderosa” oración del Rosario, donde los misterios
“atraviesan la intimidad de nuestro corazón, ahí donde se cobija la libertad de
las hijas y los hijos de Dios, que nadie nos puede arrebatar”.
Finalmente, encomendó al pueblo de Nicaragua a la
protección de la Inmaculada Concepción y concluyó con “ese grito sencillo y
profundamente confiado: María de Nicaragua, Nicaragua de María.
¡Que así sea!”.
Persecución a la Iglesia Católica en Nicaragua
La
misiva del Santo Padre llega en un momento crítico para Nicaragua, poco después
de que la Asamblea Nacional aprobara una reforma constitucional propuesta
por la dictadura, con la que Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo serán en
adelante “copresidentes” y tendrán de manera oficial el control total del
gobierno.
Entre las medidas más
controvertidas figura una disposición que exige que las “organizaciones
religiosas deben mantenerse libres de todo control extranjero”.
Desde hace
años, el régimen de Ortega ha intensificado una persecución sistemática contra
toda expresión de fe en el país. Fieles laicos, sacerdotes y obispos son
constantemente vigilados, perseguidos, secuestrados e incluso encarcelados en
condiciones deplorables.
Numerosos
miembros del clero han sido deportados del país, arrebatándoles la nacionalidad
nicaragüense y considerándolos apátridas, como es el caso del Obispo de Matagalpa, Mons.
Rolando Álvarez, exiliado a Roma en enero de 2024 junto a
otro obispo, 15 curas y 2 seminaristas.
Bajo el régimen
comunista, los católicos han sido silenciados y las expresiones públicas de fe,
como oraciones por los perseguidos o las actividades pastorales y espirituales,
están estrictamente prohibidas.
Entre 2018
y 2024, se registraron 870 ataques contra la Iglesia Católica en Nicaragua, de
acuerdo con el informe Nicaragua:
¿Una Iglesia perseguida?, que evidencia la gravedad de esta
crisis.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI