El mazapán fue creado hace siglos en el Monasterio Cisterciense de San Clemente de Toledo y los mantecados provienen del Convento de Santa Clara de la Estepa
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Tu Navidad con productos monásticos. Dominio público |
En esta ocasión, ha elaborado un pentálogo o cinco razones para comprar productos monásticos en Navidad a conventos y monasterios.
Forma de vida de la clausura
Las
monjas y monjes de clausura viven de sus trabajos de diferentes índoles ligados
a la vida monástica además de algunos donativos. Entre otras actividades, se dedican
a elaborar productos navideños como turrones, polvorones, roscones,
artesanía, cosmética natural, bordados, quesos, cervezas, vino, licores…
"Es el momento de descubrir por qué los productos monásticos disponibles
en www.declausura.com son un auténtico tesoro navideño", dicen
desde Fundación DeClausura.
Explican además que "los monasterios
huelen estos días a azúcar tostado, a canela, a vainilla, a chocolate... Con su
trabajo artesano monjas y monjes custodian y dan vida a un valiosísimo
patrimonio que debemos preservar y disfrutar.
Estas
son las cinco razones para comprarles sus productos a través del torno
conventual o bien en mercadillos y en la tienda online de Fundación
DeClausura.
1. Cuna de dulces navideños
Los
recetarios centenarios de las comunidades monásticas cuentan con un apartado destacado
para celebrar la Navidad. Estas fiestas han sido siempre la ocasión
perfecta para agradecer con dulces la generosidad de sus bienhechores.
Desde
hace siglos, las monjas preparan turrones, polvorones, garrapiñadas, roscones
de Reyes... Han sido incluso quienes idearon en su día dulces que hoy seguimos
degustando en Navidad. Es el caso del mazapán, creado en el
Monasterio Cisterciense de San Clemente de Toledo; y
de los mantecados, cuya cuna se encuentra en el Convento de Santa Clara de la
Estepa.
Con la compra de estos dulces monásticos podremos saborear nuestra tradición gastronómica preservada con mimo, buen hacer y mucha oración.
2. Compra con propósito
Al ritmo del Ora et labora indicado por San Benito, las comunidades monásticas aspiran a vivir de su trabajo artesano. Para Navidad realizan un gran esfuerzo en la elaboración y comercialización de sus productos, de ahí la importancia de su compra, pues contribuye directamente al sostenimiento de los monasterios, a procurar los recursos económicos necesarios para el mantenimiento de sus comunidades.
3. Productos naturales
Los productos monásticos no suelen emplear ni conservantes ni colorantes. Están elaborados con materias primas naturales y de calidad, algunas de las cuales han sido cultivadas y recolectadas en los recintos monásticos. Los contemplativos son conscientes de la importancia de cuidar la naturaleza.
4. Sabor artesano
Es posible saborear el amor sencillo y puro por las cosas bien hechas a través de los frutos del trabajo artesano de quienes viven en clausura. Es el trabajo pausado, en un clima de silencio y oración, el que permite a monjas y monjes cuidar los detalles y poner alma y corazón en cada producto.
5. Hechos con oración
Además de seguir la receta, los contemplativos impregnan de oración cada una de sus elaboraciones y rezan por quienes comprarán y disfrutarán de sus productos. La Navidad es el momento ideal para regalar oración a través de un polvorón y para ayudar al mismo tiempo a monjas y monjes artesanos que quieren vivir de su trabajo y mantener nuestros monasterios, abadías y conventos.
Sobre Fundación DeClausura
La
Fundación DeClausura es una entidad sin ánimo de lucro
al servicio de las comunidades monásticas de España, donde se concentra el
mayor número de cenobios del mundo. Esta iniciativa nace en 2006 en el seno de
Familia Humanitate, una asociación de laicos comprometidos con la Iglesia
católica e independientes de cualquier congregación, instituto o movimiento.
Su
misión es apoyar a los monasterios y conventos de clausura para atender sus
necesidades y acercar al mundo esta realidad
esencial de la Iglesia. La Fundación busca ser un arco para la vida contemplativa que da
a conocer y protege su belleza y riqueza, y fortalece sus vínculos con la
sociedad.
Fuente: ReligiónConfidencial