Una luz en la noche
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Todas nuestras
celdas están situadas en la misma zona del monasterio: un enorme pasillo en
forma de “L”, en el que se encuentran todas las puertas. Justo en la curva de
la L hay una imagen de la Virgen María con el Niño, visible desde ambos lados
del pasillo.
Cuando comienza
a oscurecer, alguien se ocupa de encender la luz que ilumina a la Virgen María,
de modo que su resplandor se extiende por todo el pasillo. Incluso cuando todas
descansamos y las demás luces están apagadas, su luz permanece encendida durante
toda la noche.
¡Así es María
en nuestra vida! Cuando todo queda oscuro, ella permanece iluminada, guiándonos
en el camino hacia Cristo, hacia el cielo.
Es como la
luna, que no tiene luz propia, pero refleja la luz del sol y llena cada noche
de un esplendor impresionante. Nadie teme a la oscuridad cuando hay luna llena.
Y es que, en un
solo día, hay luz y oscuridad, calor del sol y frío de la noche; energía
renovada para comenzar, y necesidad de descanso cuando todo “se apaga” por la
noche. Así como ocurre con el día, lo mismo sucede en nuestro interior. Pero si
contamos con la protección de María, nuestra Madre, que vela a nuestro lado,
todo en nosotros quedará iluminado por la luz del Señor.
En el momento
más oscuro de la historia universal, cuando la Luz verdadera estaba por
apagarse en la cruz, Él mismo nos dijo: “Ahí tienes a tu Madre”. Ella nos
recuerda cada día que Cristo solo estuvo en el sepulcro tres días, y que ahora
vive para siempre, permaneciendo con nosotros “todos los días hasta el fin del
mundo”.
Hoy, el reto
del amor es permanecer junto a María. Quizá hoy estés buscando esa luz que
necesitas, esa nueva esperanza que resucite tu vida... Mira a María, y ella
misma te mostrará por dónde viene Jesús.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
21 noviembre
2024
Fuente: Dominicas de Lerma