Daniela Verástegui es una mujer mexicana con muchos talentos y ocupaciones; sin embargo, sabe que, dentro de todo lo que hace, su misión más grande es llevar a toda su familia a la santidad
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Courtesy of Daniela Verástegui |
Emprendedora,
esposa, madre y ama de casa... pero Daniela Verástegui Córdoba también es
una influencer a través de sus redes sociales. Mexicana nacida en Ciudad
Mante, Tamaulipas, creció en un pueblito llamado Xicoténcatl. Desde hace 16
años vive en Los Ángeles, California, y está casada desde hace 13.
En su
matrimonio ha procreado cinco hijos; la mayor tiene 12 años y el menor un año.
La
importancia de un oficio
Desde niña
aprendió a cocinar y a trabajar, pues aunque su padre quería que sus hijos
estudiaran una carrera universitaria, su madre era partidaria de que
aprendieran oficios por si la profesión no funcionaba.
"Vivíamos
de la producción de caña de azúcar —cuenta Daniela—. Y hubo una helada que
estropeó toda la caña; para salir adelante hacíamos galletas, pays y empanadas;
yo llegaba a la secundaria con mis cajas llenas de pays de manzana y de piña
para vender". Esta actividad la continuó en preparatoria y universidad.
Siempre con
Dios
Cuenta que, de
pequeña, su madre estaba en un grupo de oración, y le pedía que la dejara
acompañarla. "Yo era la única niña, y las señoras del grupo me apodaron
'la rezanderita'".
"Cuando
tenía 21 años hice un viaje a Medjugorje. Estuve un mes allá, y fue un
parteaguas en mi vida por la fe que se vive ahí: es como estar en un retiro, es
pura oración desde que te levantas. Yo regresé a la universidad totalmente
tocada por Dios, y desde entonces me hice de Misa diaria".
"Dios está
en el centro de mi vida; y trato de que así sea con los míos, pues mi misión
más grande es llevar a toda mi familia a la santidad".
Emprender en
tiempos difíciles
Daniela no se
avergüenza de ser ama de casa; pero motiva a otras mujeres para que sean
emprendedoras sin dejar de priorizar a sus familias.
Ella lo hizo
así: "Decidí vender comida tradicional mexicana en catering;
ya tenía agendados cinco eventos, y de pronto llegó la pandemia y me cancelaron
todo. Mi esposo me propuso que, como la gente no estaba yendo a restaurantes,
yo hiciera comida para entregar a domicilio".
"Me hacían
pedidos de empanadas, y yo las repartía. Luego empecé a vender cochinita pibil
y otros platillos que entregaba por todo el territorio de Los Ángeles y del
Condado de Orange. Después comencé a recibir pedidos de otros estados, así que
hice ensayos para sellar al alto vacío mis productos, y los enviaba en hielo
seco".
Después de un
tiempo sucedió que le empezaron a pedir clases de cocina en línea; así que
cambió por este emprendimiento menos cansado: "Yo tenía alumnas de
Australia, Chile, Argentina..., y formamos la comunidad 'Daniela’s Cooking
Club', y armamos un viaje a México, donde las pude conocer personalmente".
"Ahora me
dedico a otro emprendimiento, relacionado con la belleza. En el pasado mi mamá
me decía que estudiara cosmetología". A Daniela no le interesaba, pues
quería ser abogada; sin embargo, ahora se dedica a eso que le decía mi mamá,
"mientras que mi título de abogada quedó colgado muy bonito en la casa de
mis papás, pues cuando terminé mi carrera me vine enseguida a Estados Unidos, y
aquí no puedo ejercer".
Rosario para
siempre
Daniela
promueve la causa provida, así como el rezo del Rosario en familia. En su caso,
platica:
"Hace dos
años, en Cuaresma, nos comprometimos solo por los 40 días a rezar el Rosario.
Para los niños puede ser tedioso, aburrido; pero yo les hacía concursos para
ver quién se aprendía más Letanías, o quién sabía cuáles eran los Misterios que
correspondían a tal día".
"Cuando
acabó la Cuaresma les leí las promesas que la Virgen hace a las familias que
rezan el Rosario, y todos quisieron que se quedara el Rosario para
siempre".
Sus hijas
mayores ya lo ofrecen espontáneamente por intenciones como "por el fin del
aborto", "porque acabe la trata de niños" o "para que los
desempleados encuentren un buen trabajo".
Jesús V. Picón
Fuente: Aleteia