El Papa Francisco exhortó a evitar la palabra “discapacitados”, y referirse a ellos como personas que tienen “capacidades diferentes”
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Crédito: Vatican Media |
Esta invitación
la realizó durante una audiencia mantenida esta mañana en el Vaticano con los
representantes del primer G7 “Inclusión y Discapacidad” que ha tenido lugar en
Umbría (Italia).
Para el Santo
Padre, esta reunión es un “signo concreto de la voluntad de construir un mundo
más justo e inclusivo, “donde cada persona con sus propias capacidades, pueda
vivir plenamente y contribuir al crecimiento de la sociedad”.
“En lugar de
hablar de ‘discapacidad’, hablemos de capacidades diferentes. Pero todos tienen
capacidades”, afirmó a continuación.
Como fruto de
la reunión del G7 se firmó la Carta de Solfagnano, que promueve,
según recordó el Pontífice, “la inclusión, la accesibilidad, la vida autónoma y
la valoración de las personas”, unos temas que coinciden “con la visión que la
Iglesia tiene sobre la dignidad humana”.
“Cada persona
es parte integral de la familia universal y nadie debe ser víctima de la
cultura del descarte, nadie. Esta cultura genera prejuicios y causa daño a la
sociedad”, aseveró.
El Santo Padre
instó a que la inclusión de este tipo de personas “sea reconocida como una
prioridad por todos los países”.
Instó asimismo
a un cambio de mentalidad, al tiempo que afirmó que “no hay verdadero
desarrollo humano sin la aportación de los más vulnerables”.
Lamentó también
la cultura del descarte dirigida especialmente a los ancianos, que muchas veces
se desechan “como si fueran zapatos rotos”.
El Papa
Francisco remarcó la diferencia entre una inclusión verdadera y lo que definió
como “política de asistencialismo”, explicando que se trata más bien de
“justicia y respeto por su dignidad”.
Ante los
miembros del G7 resaltó además la importancia de liberarlos de las “cadenas del
prejuicio” e insistió en que la persona humana “nunca debe ser un medio”, sino
“un fin”.
Una forma grave
de discriminación, continuó el Pontífice, “es excluir a alguien de la
posibilidad de trabajar”.
Señaló que “el
trabajo es dignidad; es la unción de la dignidad. Si excluyes la posibilidad,
le quitas eso. Lo mismo puede decirse sobre la participación en la vida
cultural y deportiva: esto es una ofensa a la dignidad humana”.
Además, destacó
que “la tecnología debe utilizarse con sabiduría, para que no cree más
desigualdades, sino que se convierta en un medio para eliminarlas”.
También pidió
no ignorar “las emergencias humanitarias relacionadas con las crisis climáticas
y los conflictos que afectan de manera desproporcionada a las personas más
vulnerables”.
El trabajo del
G7 es para el Santo Padre “un signo de esperanza para un mundo que, con
demasiada frecuencia, olvida a las personas con discapacidad o,
lamentablemente, las elimina antes de que nazcan: ven la radiografía y … de
vuelta al remitente”.
“Les exhorto a
continuar en este camino, inspirados por la fe y la convicción de que cada
persona es un don; cada persona es un don precioso para la sociedad”, concluyó.
Por Almudena
Martínez-Bordiú
Fuente: ACI