En un mensaje con motivo de las jornadas de retiro previas al inicio del Sínodo de la Sinodalidad, el Cardenal Mario Grech ha pedido a los participantes abandonar los lastres que ponen en peligro la credibilidad de la Iglesia Católica.
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El Cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo de la Sinodalidad. Crédito: Vatican Media. Dominio público |
Del
mismo modo que Moisés se descalzó para encontrarse con Dios en el Sinaí antes d
dirigir al pueblo judío hacia la libertad de la tierra prometida, el Cardenal
Grech considera que, ante el Sínodo de la Sinodalidad, “nos despojamos de
‘ropajes’, enfoque s y modelos que ayer podían tener sentido, pero que hoy se
han convertido en un lastre para la misión y ponen en peligro la credibilidad
de la Iglesia”.
En
este sentido, ha afirmado: “Debemos estar dispuestos a despojarnos de nosotros
mismos, pues escuchar es una acción radical de expoliación ante el otro y ante
Dios”.
Tomando
a la Virgen María como modelo de “escucha y obediencia a la voluntad de Dios”,
el purpurado ha señalado además que “sin oración no somos una asamblea sinodal,
sino un ‘grupo de empresarios de la fe’”.
“María
es una mujer sinodal porque con su vida nos enseña que la Iglesia -como se
desprende del magisterio y de la reflexión teológica de Benedicto XVI- no es
obra de nuestras manos, sino obra de Dios”, ha añadido.
El
secretario general del Sínodo de la Sinodalidad ha pedido la intercesión de la
Virgen María para que los participantes en la segunda sesión de esta asamblea,
que se celebrará en Roma desde el 2 hasta el 27 de octubre, sean “tierra buena
en la que la Palabra de Dios pueda dar fruto abundante”.
Por
último, ha invitado a rezar el Rosario durante la celebración del encuentro
porque a través de esta práctica de piedad “no sólo nos dirigimos a María en la
oración, sino que guardamos con ella la Palabra de Dios”.
“Invoquemos
juntos en este mes a la Virgen María, modelo de la Iglesia, para que la
Asamblea sinodal que hoy inicia su camino sea un renovado Pentecostés, para que
el Evangelio de Jesús siga fecundando la vida de toda la humanidad y seamos un
Iglesia sinodal y misionera”.
Por Nicolás
de Cárdenas
Fuente: ACI