Los suecos multiplican el número de bautizados: muchos son jóvenes, inmigrantes... incluso famosos
Foto: Facebook de Filiae Reginae Scandinaviae. Dominio público |
Giuliano
Guzzo ha escrito un reportaje al respecto en el mensual italiano de apologética Il
Timone:
Cuando Dios parece asomarse
"Un
sueco va a la iglesia cuatro veces en su vida, y en dos de esas ocasiones le
llevan". Esta salida, conocida en la región escandinava, alude al bautismo,
la confirmación, el matrimonio y el funeral; sin embargo, no es solo un chiste.
Suecia, que había vivido y conocido el catolicismo durante siglos -desde el 900
al 1593, cuando se impusieron los luteranos- es realmente uno de los países donde el viento de la
secularización sopla más fuerte. Basta pensar que, si bien dos tercios de
los habitantes son miembros de la Iglesia luterana -haciendo de ella la más
numerosa del mundo de dicha denominación-, en realidad menos de un cuarto de la
población cree efectivamente en Dios. Hasta el punto que desde el 2000 a hoy se
han cerrado más de cien iglesias.
El
laicismo tiene un megáfono también en la enseñanza: desde 1919 la educación
religiosa es "no confesional" y, viceversa, desde 1956, la sexual se
ha convertido en parte integrante y obligatoria de la didáctica. Ewert, del Clapham Institute,
el laboratorio de ideas cristiano más grande de la nación escandinava, narra su
país en un libro que acaba de publicar y cuyo título es todo un programa: Landet som glömde Gud,
que se puede traducir como La tierra que se olvidó de Dios.
En
resumen, no hay dudas sobre el hecho de que en esos lares la religión no lo
tiene fácil. Y sin embargo, incluso en el formidable mecanismo ateo sueco, algo
da la sensación de haberse encallado: y ese Dios "olvidado" parece asomarse de nuevo a la
historia, en la que tiene el sabor de una nueva primavera católica.
Un renacimiento
A
principios del siglo XX, ser católicos y suecos era algo así como un oxímoron.
Había unos 2.500 fieles, una miseria, y solo había cuatro iglesias: en
Estocolmo, Goteburgo, Malmö y Gävle. Pero algo cambió poco después: en 1951 se
aprobó la ley que ratificaba la libertad de culto, iniciando un cambio. De 1975 al 2000, los miembros de
la Iglesia católica romana se multiplicaron. Un crecimiento compartido con
los fieles ortodoxos y los pertenecientes a las Iglesias orientales, y que
continúa hoy en día.
Si
en el año 2000 los católicos registrados eran 87.000, hoy son casi 130.000, un crecimiento de más del 49%. También
están los católicos no registrados, que se estima hacen elevar el número de
fieles a 150.000. Asimismo, se ha registrado un aumento neto a nivel
eclesiástico y parroquial. En los años 70 del siglo pasado, Estocolmo, la
capital, contaba con 23 parroquias y 11 sacerdotes diocesanos; actualmente, en
la capital hay 44 parroquias y 178 sacerdotes.
"El
número de los católicos registrados crece cada año, con aumentos que van de
1.000 a 3.000 fieles", relata al Timone Anders
Arborelius, el primer cardenal sueco y también el testigo del cambio que se
está llevando a cabo: nacido en Suiza, bautizado luterano y crecido en Suecia,
se convirtió al catolicismo. El crecimiento de los fieles, continúa el
purpurado, es debido en
gran parte a la "inmigración procedente de todas partes del mundo, de
Oriente Medio a África, pasando por Polonia".
Cientos de conversiones
Sin
embargo, se equivocaría quien hiciera del renacimiento católico de Suecia un
discurso exclusivamente migratorio, si bien este sea indudablemente prevalente. De hecho, como base del fenómeno
hay también una relevante erosión del protestantismo. "Cada año se
convierten casi 100 personas, incluidos algunos ministros protestantes",
observa Arborelius, que afirma al Timone:
"Nuestras iglesias están bastante llenas. Podemos utilizar las iglesias
luteranas para el culto católico y a veces comprar iglesias protestantes".
Entre
las conversiones del luteranismo, en estos años se han verificado algunas que
son excelentes. Como la de Ulf Ekman, conocido como "el Billy Graham de
Suecia" y que en 1983 había fundado una iglesia en Uppsala de la que fue
pastor durante 30 años. Pues bien, hace unos años el muy popular Ekman y su mujer Brigitta
abrazaron el catolicismo.
"Suecia
ha estado secularizada durante mucho tiempo, pero ahora las personas están cada
vez más abiertas a la fe y la espiritualidad", subraya el cardenal
Arborelius que, como se ve, sorprendentemente habla de la secularización como de un hecho ya cumplido; pero
ahora se pasa página. En este sentido, el país escandinavo da razón a
sociólogos como el inglés Eric Kaufmann, que sostienen que el Occidente laico y
secularizado no es la última palabra: la fe está destinada a volver a aparecer
en el Viejo continente.
Nuevas vocaciones
Aunque
se mantiene cauto sobre los cambios que hay en marcha ("Suecia sigue
siendo uno de los países más secularizados del mundo"), también el padre
Gustav Ahlman, de 39 años, vicario de la parroquia de Cristo Rey en Goteborg
que se convirtió al catolicismo -del luteranismo- desafiando la voluntad de sus
padres, confirma al Timone la existencia de nuevas vocaciones
que, a menudo, llegan de conversos.
"El
año pasado hubo siete ordenaciones sacerdotales, de las cuales tres ex
sacerdotes luteranos casados, un jesuita alemán y un carmelita que ahora está
en Bélgica". "Actualmente", confirma el padre Gustav que, por el simple hecho de ser un
sacerdote católico fiel a la doctrina, como si de un alien se tratara fue
entrevistado en octubre de 2023 por el periódico Dagens Arena, "hay
cinco seminaristas diocesanos que están terminando el año propedéutico; dos
dominicos en formación sacerdotal y dos seminaristas de la Fraternidad
Sacerdotal de San Pedro".
"También
el monasterio femenino local del Carmelo", sigue el padre, "ha tenido
nuevas vocaciones. En resumen, es verdad: los números siguen siendo pequeños.
Pero los hay, lo que objetivamente no puede no hacer reflexionar, visto que
hablamos de Suecia, el
último país en Europa donde uno podría imaginarse una pequeña primavera
católica".
Los jóvenes
En
este contexto, los jóvenes no faltan. Es más, todo lo contrario. "En mi
primer año como sacerdote se pusieron en contacto conmigo cinco, seis jóvenes
de entre 13 y 18 años, que estaban interesados en ser católicos", cuenta
el padre Gustav. Max-Martin Skalennius, de 26 años, fundador de Helige Eriks
Legion, grupo de jóvenes católicos vinculados a la tradición y, anteriormente,
presidente de Sveriges Unga Katoliker (los Jóvenes Católicos Suecos), confirma
el creciente interés de la
juventud por la Iglesia. Cuando le preguntamos si ve una Iglesia viva,
Max-Martin no tiene dudas.
"Decididamente
sí. Veo un enorme interés por el catolicismo. Últimamente, también algunos
famosos suecos se han convertido a la única verdadera fe católica".
"Muchos", continúa, enseñándonos la foto de una peregrinación de su
grupo, "están
descubriendo la fe católica, sobre todo los jóvenes y he observado una cosa
interesante, a saber: que se trata sobre todo de jóvenes que se
convierten". Lo que atrae a la juventud, según este joven que, por otra
parte, ha trabajado para la diócesis de Estocolmo, son especialmente la misa en
rito antiguo y "las parroquias conservadoras, que son la mayor parte de
las parroquias católica suecas. No es como en Alemania, porque aquí vemos a
muchos jóvenes llegar y quedarse, tras haber abandonado las parroquias
progresistas".
Sed de verdad
Curiosamente,
Max-Martin dice que no le asombra la pequeña primavera católica de la que él es
el primer testimonio. "Desde la segunda mitad del siglo XX Suecia es uno
de los países más laicos y no creyentes del mundo; por consiguiente, no me
sorprende que las personas estén ahora a la búsqueda de la verdad y de un
significado más profundo de la vida. Puedes intentar quitar la fe del espacio público, pero nunca
conseguirás quitar el anhelo de Dios del corazón de la gente. Y el
catolicismo es la mejor respuesta a todas las preguntas". Si se le
pregunta por qué es la "mejor respuesta", no tiene dudas: "El
catolicismo representa un antídoto al caos, al ultraliberalismo y al
relativismo".
Por
este motivo, según el líder de Helige Eriks Legión -que es también el grupo del
que al año pasado salieron los nuevos seminaristas del país, marcando un récord
de crecimiento-, el dinamismo de la Iglesia en Suecia podría ser aún mayor si
se proclamara con mayor fuerza la verdad: "Muchos, sobre todo los jóvenes, están a la búsqueda del
catolicismo". Son palabras que también en Italia, donde la fe parece a
veces estar anestesiada y donde entre los fieles supervivientes hay un aire de
resignación, no pueden no hacer reflexionar.
Traducción de Verbum
Caro.
Fuente: ReL