LOS LÍDERES ESPIRITUALES DEBEN GUIARNOS A JESÚS Y NO A ELLOS MISMOS

Puede ser tentador centrarse únicamente en la luz que proviene de un líder espiritual y olvidar que su luz es sólo un reflejo de la luz de Cristo

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Hay muchos líderes espirituales populares en el mundo, especialmente con la popularidad de las redes sociales.

Cualquier persona con un teléfono puede conseguir seguidores al instante. En algunos casos, esto puede aportar una gran luz al mundo, ya que la persona ha sido bendecida por Dios con la capacidad de inspirar a la gente.

Sin embargo, la tentación para el líder, y para nosotros, es centrarnos demasiado en la persona, olvidando que ella es sólo un instrumento de Dios.

Reflejo de la luz de Cristo

Santo Tomás de Aquino explica esta tentación en una exposición sobre el Evangelio de Juan:

Prestad atención: nadie es la puerta sino Cristo. Otros reflejan su luz, pero nadie es la luz verdadera. Juan Bautista no era la luz, pero dio testimonio de la luz. Pero de Cristo se dice:  Él era la luz verdadera que ilumina a todo hombre.  Por eso nadie dice que él sea la puerta; este título es propio de Cristo.

Es muy posible seguir a un líder espiritual popular y que nuestra fe esté ligada a esa persona.

Podemos obsesionarnos con esa persona y sólo escuchar lo que esa persona tiene que decir.

La clave es reconocer que estos individuos sólo reflejan la luz de Cristo y no son la fuente de la luz.

Además, sólo Jesús es el Buen Pastor. Todos los demás pastores de almas en la tierra son un reflejo de Jesús:

[E]l ha hecho pastores a otros y ha dado este oficio a sus miembros; pues Pedro fue pastor, y también lo fueron los demás apóstoles y todos los buenos obispos después de ellos. La Escritura dice:  Os daré pastores según mi propio corazón.  Aunque los obispos de la Iglesia, que son sus hijos, son todos pastores, sin embargo Cristo se refiere sólo a una persona cuando dice:  Yo soy el Buen Pastor ,  porque quiere enfatizar la virtud de la caridad. Por tanto, nadie puede ser buen pastor si no es uno con Cristo en la caridad. Por esto nos convertimos en miembros del verdadero pastor.

Nuestra fe debe estar arraigada en Cristo y no en un individuo. Ese individuo es humano y podría caer, dejándonos confundidos sobre qué hacer.

Cuando nuestra fe está basada en la fuente de la luz, podremos soportar cualquier tormenta en la vida.

Philip Kosloski 

Fuente: Aleteia