La Virgen María
Dominicas de Lerma |
Hola, buenos
días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
Ayer, dando un
paseo, me impresionaba el cielo despejado y vestido de un azul resplandeciente.
Al mirar al cielo, le daba gracias al Señor porque sentía una paz inmensa.
¿Qué tiene el
cielo que nos envuelve? Por un lado, me doy cuenta de que el cielo es tocar al
Señor, porque, al mirarlo, percibo la grandeza del Señor, Su inmensidad, Su
bondad… Y, por otro lado, al contemplar el cielo, nace un gran anhelo de estar
en él. Mirar al cielo es mirar la eternidad.
No podía evitar
pensar en todos los que están allí con Jesús, gozando de esa felicidad que
aquí, como dice San Pablo, la vemos como en un espejo. Ellos ya viven felices
para siempre, y algún día nos volveremos a reunir.
Una cosa que me
impresionaba al ver este cielo es pensar en María: Ella, con corazón de carne,
amó con corazón de Cielo. La Iglesia nos regala la oportunidad de mirar a María
desde el cielo, porque Ella vivió lo que nosotros vivimos; Ella nos muestra un camino
seguro para llegar al Cielo.
Asocio siempre
este día con una gran fiesta, porque aquí, a mediados de agosto, quien no está
de vacaciones está en el pueblo celebrando a nuestra Madre, o si está
trabajando, tiene el día festivo. El Cielo hoy se viste de azul y de fiesta por
María.
Como una madre
reúne a sus hijos, Ella, en mitad de agosto, nos reúne para mostrarnos el
sentido de Su vida: su Hijo Jesús. Para Ella, todo Su vivir fue su Hijo, y
ahora nosotros somos sus hijos, porque Jesús así se lo pidió desde la cruz. Es
imposible un amor más grande que el de Ellos.
Por eso, no
tengas miedo de mirar al Cielo y hablar con Ellos; Ellos nunca te darán nada
malo, solo buscan y desean el bien para ti.
Hoy, el reto
del amor es dar un paseo mirando al Cielo y orar, dando gracias por tener fe y
poder creer en Jesús y María.
VIVE DE CRISTO
¡Feliz día!
15 agosto 2024
Fuente: Dominicas de Lerma