Con la clausura de la Puerta Santa de la Basílica de Santa María la Mayor, el Vaticano inició este jueves el cierre progresivo del Jubileo 2025, el Año Santo de la esperanza convocado por la Iglesia
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| Clausura de la Puerta Santa. | Crédito: Vatican Media |
El rito fue
presidido por el Cardenal Rolandas Makrickas, Arcipreste de la basílica
mariana, quien subrayó que “no se cierra la gracia divina, sino un tiempo
especial de la Iglesia, y lo que permanece abierto para siempre es el corazón
misericordioso de Dios”.
Santa María la
Mayor es la primera de las cuatro basílicas papales de Roma en cerrar su Puerta
Santa. Este sábado será clausurada la de San Juan de Letrán por el Cardenal
Baldassare Reina; el domingo, la de San Pablo Extramuros por el Cardenal James
Michael Harvey; y finalmente, el 6 de enero, solemnidad de la Epifanía, el Papa
León XIV cerrará la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, dando por
concluido oficialmente el Jubileo.
Durante su
homilía, el Cardenal Makrickas recordó que el Jubileo 2025 ha sido un
acontecimiento singular en la historia reciente de la Iglesia, al haberse
desarrollado bajo dos pontificados. “Ha sido un verdadero testimonio de la vida
de la Iglesia que nunca se interrumpe. El Señor no abandona a su Iglesia y hoy
la guía con firmeza a través del Papa León XIV”, afirmó.
Refiriéndose a
la liturgia del día, el purpurado explicó que las lecturas proclamadas son
“tres grandes puertas que permanecen siempre abiertas”: el llamado del profeta
Isaías a ser mensajeros de paz, la invitación de la Carta a los Hebreos a
escuchar al Hijo, y el testimonio del Evangelio de San Juan sobre la luz que
brilla en medio de las tinieblas.
“Hoy hemos
visto cerrarse la Puerta Santa, pero la puerta que realmente importa es la del
corazón”, señaló el Cardenal Makrickas, animando a los fieles a abrirla
mediante la escucha de la Palabra de Dios, la acogida del prójimo y el perdón.
“Haber cruzado la Puerta Santa fue un don; convertirnos ahora en puertas
abiertas para los demás es nuestra misión”, añadió.
En la parte
final de su mensaje, el Arcipreste de Santa María la Mayor recordó una
enseñanza central del Papa León XIV durante este Año Santo: que la esperanza
cristiana “no es evasión, sino decisión”. Una esperanza que se traduce en amor
concreto, incluso en medio de las dificultades, y que impulsa a los creyentes a
entregar la vida por los demás.
Traducido y adaptado por ACI Prensa. Publicado originalmente en CNA.
Por Marco Mancini
Fuente: ACI
Prensa
