Diego Velázquez | Dominio público
La primera
lectura de la solemnidad de la Asunción de María está tomada del libro del
Apocalipsis:
Apocalipsis
11:19A, 12:1-2
El Papa
Benedicto XVI reflexionó sobre esta lectura en una homilía que pronunció en 2007 en la fiesta de la
Asunción.
Mujer
vestida de sol
Explicó cómo,
“Sin duda alguna, un primer significado es que se trata de Nuestra
Señora, María, vestida de sol , es decir, de Dios, totalmente; María
que vive totalmente en Dios, rodeada y penetrada por la luz de Dios .
Rodeada de las 12 estrellas, es decir, de las 12 tribus de Israel, de todo el
Pueblo de Dios, de toda la Comunión de los Santos; y a sus pies, la
luna, imagen de la muerte y de la mortalidad ” .
Benedicto XVI
continúa mostrando cómo esta imagen está conectada con su Asunción:
María ha
dejado atrás la muerte, está totalmente revestida de vida, es asunta en cuerpo
y alma a la gloria de Dios y así, puesta en la gloria después de haber
vencido la muerte, nos dice: ¡Ánimo, es el amor el que al final vence!
La Asunción de
María al Cielo es una gran victoria sobre el pecado y la muerte, que puede
darnos esperanza para el futuro:
Éste es el
primer significado de la mujer que María logró ser. La «mujer vestida de sol»
es el gran signo de la victoria del amor, de la victoria del bien, de
la victoria de Dios; un gran signo de consolación.
El amor ha
vencido incluso a la muerte, lo que debería ayudarnos en nuestra lucha en la
tierra contra el pecado.
Aunque parezca
que el pecado tiene la ventaja, la buena noticia que nos revela la Asunción es
que el amor de Cristo lo vence todo.
Lo que debemos
hacer es imitar el ejemplo de María y confiar en Dios, dejándole hacer lo que
quiera en nuestras vidas:
La fiesta de la
Asunción es una invitación a confiar en Dios y también a imitar a María en
lo que ella misma dijo: He aquí la esclava del Señor; me pongo a disposición
del Señor.
Mientras
celebramos la Asunción, levantemos la vista y contemplemos con asombro a la
mujer "vestida de sol", que continúa invitándonos a seguir sus pasos.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia