El Evangelio está hecho para que la vida se mueva sobre sus goznes, pues Jesús desea que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad, que es Él
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Además, la Sagrada Escritura es tan rica e
inagotable que, aun cuando se lea mil veces la misma cita, siempre tendrá un
mensaje preciso y exacto para el momento en el que se haga la reflexión, porque
la Palabra de Dios es viva y eficaz.
Por eso, meditemos cinco maneras de poner en práctica el Evangelio en nuestra vida diaria.
1.- Ama a tu prójimo como a ti mismo (Mt 22, 36)
Jesús dijo que
el primer mandamiento era el amor a Dios, a quien debemos dar alabanza y adoración
absolutas. Pero el segundo era amar al prójimo, de tal manera que hiciéramos
con él lo que haríamos con nosotros mismos.
Por eso, amarlo
implica tratar bien a tu familia, demostrarles cuánto te importan, ayudar a las
personas que encuentres en tu camino, saludar a todos, aunque sean
desconocidos, sonreír más, moderar el tono de tu voz con quienes te exasperan,
compartir tu felicidad y tus bienes con quienes nada tienen, en fin, hay mucho
por hacer.
En resumen,
tratar a los demás como lo harías contigo mismo.
2.- No juzguÉIS y no serÉIS juzgados;
no condenÉIS y no serÉIS condenados; perdonAD y serÉIS perdonados (Lucas 6, 37)
No conocemos lo que piensan los otros ni por qué
actúan como lo hacen, por eso, aplica este mandato evangélico pensando bien de
los demás, dándoles el beneficio de la duda, entendiendo que se pueden
equivocar y que, por eso, merecen ser perdonados.
Y no hacer juicios temerarios sobre la gente creyendo que todo
lo que hacen o dicen es pecado, podríamos llevarnos una sorpresa. Actuar con
misericordia con nuestros semejantes nos asegura recibirla también.
3.-
El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él (Juan 6,
56)
La promesa de Jesús fue clara y directa, ¿cómo se
hace vida este pasaje evangélico? Yendo a Misa y comulgando. Si no hay ninguna
situación que nos lo impida, hay que confesarse y participar de la Eucaristía
plenamente, no solo los domingos, si es posible, también entre semana para
comer el cuerpo y la sangre de Cristo, garantía de vida eterna.
4.- BusquAD EL Reino DE DIOS, y lo demás se OS dará por añadidura Lucas
12, 31)
Desgastarse para tener bienes materiales es una
triste manera de vivir. Lo mejor es pedir a Dios que sea parte de todos
nuestros proyectos y actividades, esmerándonos en predicar el Evangelio de
palabra y ejemplo, para que Él se ocupe de nuestros asuntos terrenales.
Ofrece tu día al Señor, pidiendo que todas tus decisiones
estén motivadas por el deseo de alcanzar el cielo y procura cumplir con tus
deberes como buen cristiano.
5.- VELAD Y ORAD PARA NO CAER EN LA TENTACIÓN,
PUES EL ESPÍRITU ESTÁ PRONTO, PERO LA CARNE ES DÉBIL» (Mateo
26, 41)
Es muy importante estar alerta y no comprometer la
gracia santificante exponiéndose tontamente al peligro de caer en pecado.
Las malas amistades, los espectáculos denigrantes e inmorales,
los malos deseos no reprimidos siempre estarán presentes en nuestra vida,
aunque mencionarlo parezca retrógrado.
La persona que quiere honrar a Dios con su vida se cuida del peligro, ora constantemente, frecuenta los sacramentos y procura su salud espiritual velando para que sus sentido no se expongan a la tentación. La carne es débil, por eso debemos vivir vigilantes.
Mónica Muñoz
Fuente:
Aleteia