La oración es una necesidad que se lleva dentro del corazón, aunque no se le reconozca, pero recordemos que es la manera más eficaz de relacionarnos con Dios
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Hacer oración es la manera más eficaz para
comunicarnos con Dios y entablar una relación con Él. Dice el Catecismo de la
Iglesia católica que:
"Este misterio [de la fe] exige que los
fieles crean en él, lo celebren y vivan de él en una relación viviente y
personal con Dios vivo y verdadero. Esta relación es la oración".
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Es, por tanto, una necesidad que el ser humano
lleva impresa en su corazón, aunque en ocasiones no la reconozca como tal, como
dice san Agustín:
"La oración, sepámoslo o no, es el
encuentro de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el
hombre tenga sed de Él".
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Puede ser que cuando todo le va bien, ni
siquiera se acuerde de Dios, pero al llegar el momento de la angustia, volverá
sus ojos al cielo clamando su ayuda, como lo expresara san Juan Damasceno:
"La oración es la elevación del alma a
Dios o la petición a Dios de bienes convenientes".
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El mejor momento para la oración
De acuerdo con lo anterior, ¿cuándo será el
mejor momento para hacer oración?
San Pablo recomienda a los filipenses: "No
se angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a
la súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a
Dios (Fil
4, 6).
Cualquier momento y lugar es propicio para
orar, sin embargo, puedes buscar un espacio y un tiempo especial para
entregarte a ella sin interrupciones. Y cuando tu estado de ánimo no esté en
condiciones para dialogar con el Señor, recuerda que será la mejor oportunidad
para hacerlo, Él está siempre contigo.
Diez citas bíblicas para inspirarte a orar:
Ora cuando estés triste
Si alguien está afligido, que ore. Si está
alegre, que cante salmos. Santiago 5, 13.
Ora en la enfermedad y la tribulación
Si está enfermo, que llame a los presbíteros de
la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del
Señor. La oración que nace de la fe
salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le serán
perdonados. Santiago 5, 14-15.
Ora y pon tu confianza en Dios
Por eso les digo: Crean que ya han recibido
todo lo que estén pidiendo en oración, y lo obtendrán. Marcos 11, 24.
Ora en la intimidad con Dios
Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu
cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu
Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Mateo 6, 6.
Ora en la decepción
Y cuando estén orando, si tienen algo contra
alguien, perdónenlo, para que también su Padre que está en el cielo les perdone
a ustedes sus pecados. Marcos 11, 25.
Ora en la prosperidad
Después de haber orado Job por sus amigos, el
Señor lo hizo prosperar de nuevo y le dio dos veces más de lo que antes tenía.
Job 42, 10.
Ora cuando tengas miedo
Después de haber orado, tembló el lugar en que
estaban reunidos; todos fueron llenos del Espíritu Santo, y proclamaban la
palabra de Dios sin temor alguno. Hechos 4, 31.
Ora creyendo que te escucha
“He escuchado tu oración y he visto tus
lágrimas. Voy a sanarte, y en tres días podrás subir al templo del Señor.” 2
Reyes 20, 5.
Ora para alabarlo
A ti, Dios de
mis padres, te alabo y te doy gracias. Me has dado sabiduría y sabiduría y poder, me has dado a conocer lo que
te pedimos, ¡me has dado a conocer el sueño del rey! Daniel 2, 23.
Ora con humildad
Señor, escucha mi oración, atiende a mi clamor;
no cierres tus oídos a mi llanto. Ante ti soy un extraño, un peregrino, como
todos mis antepasados. Salmo 39, 12.
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia