El joven seminarista subraya que “Dios quiere que seamos felices”, aunque precisa que “hay que saber dónde encontrar la felicidad”
ACI Prensa |
Con tan sólo 4 años, Emilio Madrid Mérida
jugaba en su casa a “celebrar” Misa con sus peluches. Ahora, con 16, sueña con
ser sacerdote y asegura haber encontrado la felicidad en el seminario de
Badajoz (España), donde lleva ya 3 años.
En conversación con ACI Prensa, el joven
explica desde la Parroquia San García Abad en Algeciras, ciudad del sur de
España donde se encuentra con su familia durante sus vacaciones, que para él la
vocación es “la llamada que Dios te hace para que seas felíz”.
“Desde muy pequeño, en esta parroquia, ya con 4
años empecé a ayudar en Misa. Yo quería ser como el sacerdote y en mi casa
jugaba a celebrar Misa con mis peluches”, relata.
Ingresa en el seminario con 13 años
Con tan solo 13 años quiso ingresar en el
seminario menor del Colegio Diocesano San Antón de Badajoz, la ciudad española donde vive actualmente con su madre,
una decisión que vivió con naturalidad a pesar de la “sorpresa” que causó en su
ambiente, especialmente en su familia.
“Aunque toda mi familia ha sido católica
practicante, y no ha puesto impedimentos, mi madre sí se sorprendió cuando le
comuniqué mi decisión”.
Recuerda que su madre “lloraba” mientras le
ayudaba a hacer la maleta para irse de casa, y que ahora comparte su alegría al
ver que su hijo está felíz.
Sus amigos se pusieron “muy tristes, pero cada
15 días salgo del seminario y los puedo ver. En general se lo tomaron muy bien
y estaban muy contentos”, precisa.
“Tengo el corazón en otro sitio”
Emilio destaca que la mayoría de jóvenes de hoy
en día tienen unas preocupaciones, como por ejemplo divertirse, y asegura que
él también las tiene, aunque de forma diferente: “Yo soy joven, sigo viviendo
en este mundo, y esas preocupaciones también pueden estar”.
Sin embargo, señala que tiene “el corazón en
otro sitio” y lo ve “con ojos diferentes, no tan mundanos, sino que las cosas
de este mundo las aplico a Dios”.
El joven seminarista subraya que “Dios quiere
que seamos felices”, aunque precisa que “hay que saber dónde encontrar la
felicidad”.
También dirige un claro mensaje a los jóvenes
que sienten vocación al sacerdocio: “Les invitaría a que vayan con su sacerdote
de la parroquia, que hablen con ellos y vayan a conocer el seminario”.
“A mi me daba vergüenza ir al seminario y
después de estar con ellos una tarde decidí quedarme, y llevo ya tres años”,
cuenta a ACI Prensa.
Del seminario, destaca la “la familia que hemos
formado entre nosotros”, así como “compartir la fe con y saber que estás con
compañeros que persiguen lo mismo que tú”.
El curso que viene empezará sus estudios de
Bachillerato y más tarde desea estudiar teología. En unos años, se
imagina siendo sacerdote en su parroquia para ayudar a los demás y cada día
intentar parecerse “lo más que pueda a Jesús”.
Por Almudena Martínez-Bordiú
Fuente: ACI Prensa