Su muerte ocurrió el 3 de agosto de 1323. Su culto fue oficialmente confirmado en 1702
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Dominio público |
El
beato predicó con gran fruto a sus compatriotas y fundó en su patria varios
conventos de su orden, a los que dio por lema las palabras de San Agustín:
"Desde que estoy al servicio de Dios no he conocido hombres más buenos que
los monjes que viven santamente, pero tampoco he conocido hombres más malos que
los monjes que no viven como debieran".
Fue
enviado a Hungría, donde conoció al cardenal Nicolás Boccasini, legado
pontificio, quien sería más tarde Papa con el nombre de Benedicto XI. En 1303,
el cardenal Boccasini consagró al Beato Agustín obispo de Zagreb, en Croacia. El
clero y toda la diócesis de Zagreb necesitaban urgentemente una reforma.
El
beato reunió varios sínodos disciplinares, cuyos cánones puso en ejecución en
frecuentes visitas pastorales y fomentó las ciencias sagradas y el estudio de
la Biblia mediante la fundación de un convento de la Orden de Santo Domingo.
Además, asistió al Concilio ecuménico de
Vienne (1311-12). A su retorno, sufrió la persecución del gobernador de
Dalmacia, Miladino, contra cuya tiranía y exacciones había protestado.
Tras
de regir durante 14 años la diócesis de Zagreb, el beato fue trasladado a la
sede de Lucera, en la provincia de Benevento. Ahí trabajó por desarraigar la
corrupción moral y religiosa que los sarracenos habían dejado tras de sí.
El
beato poseía el don de curar a los enfermos. Su muerte ocurrió el 3 de agosto
de 1323. Su culto fue oficialmente confirmado en 1702.
Fuente: ACI