La comunidad de carmelitas descalzas del monasterio de San José en Lucena, Córdoba (España), a las que el Papa Francisco envió varios mensajes por su amistad con una antigua priora, se ven obligadas a abandonar el lugar por falta de vocaciones.
Crédito: Diócesis de Córdoba (España). Dominio público |
Concluye
así una presencia ininterrumpida de las carmelitas descalzas en Lucena desde
hace 412 años, a donde llegaron en 1612 procedentes de la ciudad de Cabra,
donde se fundó la comunidad en 1603.
Según
detalla el diario ABC,
el fallecimiento de la antigua priora en septiembre de 2023, la Madre Adriana
de Jesús Crucificado, dejó a la comunidad por debajo del mínimo de 5. Sin
embargo, se le otorga un estatus especial que contó con el apoyo del Papa
Francisco y el Obispo de Córdoba, Mons. Demetrio Fernández.
Con
la reciente salida de otra hermana, el futuro de la comunidad era imposible.
Las tres religiosas se trasladarán próximamente a una comunidad situada en la
Diócesis de Salamanca a la que les une una “larga y estrecha relación de
hermandad”.
Esta
comunidad de carmelitas descalzas se hizo conocida en los últimos años debido a
la amistad que su entonces priora, la Madre Adriana de Jesús Crucificado,
mantenía con el Papa Francisco, a quien conoció durante su etapa como Obispo
auxiliar de Buenos Aires. Otras dos monjas argentinas de la congregación
también habían tenido relación con él.
En
enero de 2014, trascendió el
mensaje que el Pontífice dejó en el contestador del
convento el 31 de diciembre precedente un mensaje para felicitar el año nuevo a
la comunidad. Finalmente, pudo conversar durante 15 minutos con las hermanas,
horas más tarde.
También
se conoció en
2016 que el Papa Francisco había contactado de nuevo con la
comunidad a finales del mes de enero. En aquella ocasión, el Papa
Francisco afirmó que "el demonio entra por el bolsillo" en referencia
al poder del dinero.
Según
detalla Iglesia en Córdoba, cuando ya era inminente el fallecimiento de la Madre
Adriana, el Papa Francisco “reconfortó a la monja en sus últimos momentos de
vida” y, tras su partida a la Casa del Padre, “volvió a ponerse en contacto con
el Monasterio para transmitirle el pésame al resto de la comunidad de
religiosas”.
Por Nicolás de Cárdenas
Fuente: ACI