Roma, 25 de mayo 2024. Mons. Paul
Toshihiro Sakai, obispo auxiliar de Osaka-Takamatsu (Japón) confirió la
ordenación presbiteral a 29 diáconos de la prelatura del Opus Dei,
procedentes de 19 países. La ordenación tuvo lugar esta mañana en la basílica
romana de San Eugenio, repleta de familiares y amigos de los nuevos sacerdotes.
Ordenación Sacerdotal. Foto: Opus Dei. Dominio público |
Mons. Sakai: “Testigos, pastores y ovejas”
Siguiendo las lecturas de la liturgia, el obispo
señaló que un sacerdote “está llamado a ser testigo”. Además, “debe vivir ya no
para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2 Cor. 5, 15)”. Y “ha
de ser un buen pastor, como Cristo, pero también una buena oveja”, una oveja
“que escucha la voz del Buen Pastor y la sigue”.
El prelado japonés se refirió a la figura del
burro, animal al que tenía especial cariño el fundador del Opus Dei, san
Josemaría Escrivá: “Como la oveja, el burro también oye la voz de su amo con
sus grandes orejas”.
Antes de la ceremonia, el obispo había regalado a
cada uno de los nuevos sacerdotes un pequeño burro de papiroflexia, que él
mismo confeccionó durante su viaje a Roma. Y en la homilía comentó unas
palabras de los apuntes íntimos de san Josemaría, para inspiración de los
nuevos sacerdotes: “Soy tu borrico, Jesús... Y de tu borrico, Niño Dios, haz
cuanto quieras (...) Quiero ser tu borrico paciente, trabajador, fiel”.
También comentó a los nuevos sacerdotes este
proverbio japonés: “Cuanto más crece un grano de arroz, más se dobla”. “Cuanta
más experiencia adquieras como sacerdote a partir de ahora -dijo a los
ordenandos- más importante es que te vuelvas más humilde. Si eres humilde,
darás más fruto”.
En
su homilía, Mons. Sakai deseó “las más ricas bendiciones de Dios sobre el
Opus Dei, la familia espiritual que ha nutrido a estas 29 personas hasta
este momento, y también sobre cada uno de vosotros, los padres, los familiares
y los amigos”.
El obispo animó a los nuevos sacerdotes a ser muy
fieles al espíritu del fundador. Y concluyó expresando el deseo de que “todos
unidos, con el Papa, sepamos ir a Jesús por María: Ella nos invita, como en su
Anunciación, a presentar con humildad los interrogantes que conducen a la luz,
para concluir siempre con la obediencia de la fe”.
Mons. Fernando Ocáriz: “Un
gran don para vosotros y para toda la Iglesia”
Al final de la ceremonia, el prelado del
Opus Dei, monseñor Fernando Ocáriz, expresó su agradecimiento y afecto a
los nuevos sacerdotes y a sus familias: “Hoy habéis experimentado de manera
especial la cercanía de Dios. El sacerdocio es un gran don para vosotros y para
toda la Iglesia, y nos anima a poner en práctica lo que nos recomendaba san
Josemaría: vivir en un continuo agradecimiento a Dios".
A los padres de los nuevos presbíteros recordó:
“Vosotros habéis contribuido a que germinase en vuestros hijos el don de la
vocación sacerdotal. Seguid acompañándolos con vuestra oración”.
“No nos olvidemos hoy de rezar mucho por el Papa y
sus intenciones, que abarcan a toda la Iglesia y al mundo entero; ahora de modo
especial por la paz”.
Sacerdotes de 19 países:
“un regalo, con la ayuda y la oración de todos”
Entre los nuevos sacerdotes se encuentra Djuna
Pascal Mansinsa, nacido en Kinshasa (República Democrática del Congo) en 1988.
Se graduó como ingeniero mecánico en 2013 en la Universidad de Kinshasa. Tras
varios años de trabajo en el mantenimiento de equipos e instalaciones de un
hospital, llegó a Roma en 2018 para hacer el bachillerato en Teología y prepararse
para el sacerdocio.
También han recibido la ordenación sacerdotal los
italianos Roberto Sorrenti (Paternò, 1971) y Daniele Mottura (Milán, 1981). Las
primeras experiencias profesionales de Daniele se desarrollaron en el ámbito
del green building y
la arquitectura sostenible en Milán. Roberto, en cambio, trabajó en el ámbito
de la formación profesional, y contribuyó a la puesta en marcha de un un curso
sobre Ingeniería Digital en Roma. “El mundo del trabajo -explica, pensando en
su futura labor sacerdotal- es un lugar privilegiado para construir relaciones
a largo plazo; un elemento que mantiene vivas esas relaciones es ayudar a otros
a trabajar por el bien común y a favor de las nuevas generaciones, y esto no
sólo con palabras bonitas, sino con proyectos concretos”. Ambos llegan al
sacerdocio por caminos diversos, que les han conducido a Roma para concluir sus
estudios en Teología.
Otros
de los nuevos sacerdotes son de Asia, como Wai Leung Ng (Billy). Nacido en Hong
Kong en 1989, Billy estudió literatura inglesa y pedagogía. Trabajó varios años
como profesor de inglés, ética y religión en el colegio Tak Sun, donde conoció
la fe como alumno y fue bautizado con 17 años. Tras finalizar sus estudios de
Teología, está escribiendo una tesis sobre “La compatibilidad entre los
conceptos de la ley natural en el confucianismo y en el cristianismo”. “En mi
tierra hace falta mucho apostolado de amistad con personas de otras tradiciones
religiosas”, afirma. “Os pido oraciones para que esto sea realizado y haga bien
mi parte como sacerdote en este proyecto”.
Alberto Hikaru Shintani es natural de São Paulo
(Brasil). Quinto de siete hermanos, su familia es originaria de Japón, país al
que regresó para estudiar Historia de Japón en la Universidad. Al finalizar su
carrera en la Kobe University y tras un máster en Kyoto University, trabajó
como investigador en la Japan Society for the Promotion of Science. También fue
director de Seido Cultural Center, una residencia universitaria del
Opus Dei en Ashiya. “Aprendí mucho”, dice Hikaru, “pues aunque el joven
medio de Japón nunca ha tenido contacto con lo trascendental, te das cuenta de
que lo que buscan al final es común: un sentido para su existencia, un amor
para su vida, un motivo para levantarse cada mañana. Pienso que la figura del
sacerdote nos puede recordar que la respuesta a todos estos anhelos ya existe,
tiene un nombre y tiene un rostro, Cristo; y que, además, toma Él la iniciativa
de buscarnos”.
Chinwike Asolibe es nigeriano. Tras la carrera y
postgrado en Hidrogeología en la University of Benin, se dedicó varios años a
la enseñanza en colegios de Warri, Lagos y Benin City. Según dice, trabajar,
formar y educar a jóvenes, ayudándoles a afrontar el futuro y a tomar
decisiones con optimismo, ha sido una buena experiencia. Ahora está haciendo
una tesis doctoral sobre la evangelización de Lagos por los padres de ‘La
Société des Missions Africaines’ (SMA). Como sacerdote, su gran deseo es
dedicarse “a que la semilla de la buena nueva plantada por los misioneros en
África occidental durante los últimos 150 años arraigue en la vida de tanta
gente de Nigeria, para que sean verdaderos portadores del Evangelio”.
Jaime Hernández viene de Estados Unidos. Nacido en
México, hizo la especialización en cardiología en España y se dedicó después al
tratamiento de las arritmias cardíacas en Estados Unidos. “Veo mi labor como
sacerdote en continuidad con mi vocación como médico. Jesús también era doctor,
casi todos sus primeros milagros fueron curaciones. Muchas veces mi trabajo
como sacerdote también será curativo, con la gracia del Señor a través de los
sacramentos, escuchando, acompañando y dando afecto. Me llena de ilusión poder
ayudar a renovar el corazón de las personas para que lata al mismo ritmo que el
corazón de Cristo. Este es el anhelo más profundo de cada persona y lo que da
un significado al ser humano”.
Juan Carlos Díaz Palacio, oriundo de Ciudad de
México, estudió en la Universidad Panamericana en Guadalajara, Jalisco donde se
graduó en Ingeniería Industrial con especialidad en Dirección de operaciones.
Durante su vida profesional desarrolló proyectos en simulación de procesos
industriales y de servicios por computadora y colaboró en una agencia de
comunicación y publicidad. Después de un breve período como docente en la
Universidad Panamericana, marchó a Roma para estudiar Teología. Al pensar en su
futura labor sacerdotal le inspiran las palabras que el Papa Francisco dirigió
a los sacerdotes de Roma en agosto de 2023: “Necesitamos mirar a Jesús, a la
compasión con la que Él ve nuestra humanidad herida, a la gratuidad con la que
ha ofrecido su vida por nosotros en la cruz”; y comenta: “Así es como quiero
presentar a Cristo a los demás, para que se animen a mirarlo”.
El paraguayo Marcial Núñez es oriundo de la ciudad
de Capiatá. Antes de su camino de preparación hacia el sacerdocio, estudió
ingeniería electromecánica en la Universidad Nacional de Asunción y se especializó
en electrónica. Al reflexionar ahora sobre su ordenación sacerdotal, le gusta
recordar las palabras que Jesús: “No me han elegido ustedes a mí, sino que yo
les elegí a ustedes, y les he destinado para que vayan y den fruto, y vuestro
fruto permanezca, para que todo lo que pidan al Padre en mi nombre os lo
conceda”. Y añade: “Estas palabras sintetizan mis sentimientos. La llamada al
sacerdocio es un regalo. Todos estamos llamados por Dios para dar fruto allí en
dónde nos encontramos, cada uno según su camino. A mí me llamó para hacerlo
como sacerdote, con la ayuda y la oración de todos ustedes”.
Fuente: Opus Dei