La acedia es una forma de pereza espiritual que nos aleja de Dios, debido a nuestra propia falta de atención a la vida espiritual
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A veces
los escritores espirituales hablan de “acedia”, aunque no siempre definen
claramente lo que significan estas palabras.
¿Qué
es la acedia?
El Catecismo de la Iglesia Católica describe
la acedia en su sección sobre la oración:
Otra tentación a la que abre la puerta la presunción es la acedia. Los escritores espirituales entienden por esto una forma de depresión debida a la práctica ascética laxa, a la disminución de la vigilancia y al descuido del corazón. “El espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. “Cuanto mayor es la altura, más dura es la caída. Por doloroso que sea el desánimo, es lo contrario de la presunción. CCC 2733
Esencialmente,
es posible que incluso queramos orar o acercarnos más a Dios, pero simplemente
no lo hacemos.
Podríamos
decir que estamos demasiado cansados para orar o
que no tenemos suficiente tiempo en el día para orar.
La
clave es que simplemente no hacemos nada, ni siquiera intentamos orar.
La Enciclopedia Católica explica la
acedia de la siguiente manera:
El padre
Rickaby traduce acertadamente su equivalente latino acedia
(del gr. akedia ) diciendo que significa el sentimiento
de indiferencia. Un hombre percibe que la práctica de la virtud está
plagada de dificultades y irritaciones bajo las restricciones impuestas por el
servicio de Dios. El camino angosto se extiende fatigosamente ante él y su alma
se adormece y se adormece ante el pensamiento del doloroso viaje de la vida. La
idea de vivir correctamente no inspira alegría sino disgusto, debido a su
laboriosidad.
Miramos
la vida cristiana y vemos dolor y lucha y por eso ni siquiera nos atrevemos a
intentarlo.
El Catecismo dice
que para combatir este vicio, “los humildes no se sorprenden de su
miseria ; les lleva a confiar más, a mantenerse firmes en la
constancia” (CCC 2733).
La
verdadera humildad puede ayudarnos a reconocer que somos débiles y que
necesitamos la gracia de Dios.
Es
cierto que la vida espiritual es difícil, pero el corazón humilde lo admite y
confía más en la fuerza de Dios que en la nuestra.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia