A menudo nos sentimos tentados a quejarnos de que Dios no escucha nuestras oraciones. A veces hacemos esto porque nuestra visión de Dios no es correcta
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De vez en cuando,
muchos de nosotros no estamos contentos con la forma en que Dios responde a
nuestras oraciones. Rezamos innumerables novenas, oraciones milagrosas
y letanías, pero parece que nada sucede.
Esto puede ser
frustrante, ya que parece que Dios no nos escucha.
Incluso podemos
sentirnos tentados a pensar que Dios no existe por la forma en que no responde
a nuestras oraciones.
El Catecismo
de la Iglesia católica es muy consciente de esta dificultad y
explica que, "en primer lugar, debemos sorprendernos de este hecho: cuando
alabamos a Dios o le damos gracias por sus beneficios en general, no
nos preocupamos especialmente". si nuestra oración le es aceptable o no.
Por otro lado, exigimos ver los resultados de nuestras peticiones ”
(CCC 2735).
En general, si damos
gracias a Dios o lo alabamos por su grandeza, estamos satisfechos. No armamos
escándalo y estamos complacidos con Dios.
Siempre que hacemos
tales oraciones no tenemos motivos para quejarnos. En tales casos, " Dios
es bueno".
Sin embargo, si
hacemos una oración de petición, pidiéndole a Dios un
resultado específico, estamos tentados a ser exigentes.
En este caso queremos
que Dios responda favorablemente a nuestras súplicas y sea rápido en su
respuesta.
El Catecismo comenta
que esta disposición puede ser el resultado de nuestra propia visión
falsa de Dios :
¿Cuál es la imagen de
Dios que motiva nuestra oración: un instrumento a utilizar? ¿O el Padre de
nuestro Señor Jesucristo?
CCC 2735
Puede que no nos
guste reflexionar sobre nuestra propia visión de Dios, pero el Catecismo nos
obliga a plantearnos una pregunta importante.
¿Cuál es la imagen
de Dios que motiva nuestra oración?
CCC 2735
Todos debemos
plantearnos esa pregunta. Puede que no sea fácil hacerlo, pero es importante
cuestionar nuestra propia visión de Dios.
Puede resultar
tentador ver a Dios como un dispensador de gracia o una máquina de milagros que
es “nuestro” instrumento.
La verdad es que Dios
no es nuestro instrumento de control, sino un Padre amoroso y misericordioso.
Él nos conoce mejor
que nosotros mismos y, a menudo, eso significa que la respuesta a nuestras
oraciones es un "No".
No es fácil escuchar
una respuesta así, pero Dios sabe lo que está haciendo.
La clave está en
confiar en Dios, tener fe en que sus caminos son mejores que los nuestros.
Philip
Kosloski
Fuente: Aleteia