Hemos pasado una vida siendo cristianos, pero ¿realmente vivimos una fe adulta? ¡Compruébalo resolviendo las preguntas de este test!
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No importa la
edad que tengamos, a veces resulta complicado determinar si con la experiencia
y nuestros esfuerzos ya poseamos una fe adulta. Por eso, te invitamos a
resolver estas sencillas preguntas que te ayudarán a ubicar tu realidad y a dar
un paso adelante en este fascinante encuentro con Jesús y su Iglesia.
1. ¿Recuerdas
lo que aprendiste en el catecismo?
Sí________
No________
Si
respondiste que sí: lo que aprendiste en las catequesis para la
primera Comunión y para la Confirmación lo tienes aún fresco en la memoria.
Recuerdas los Diez Mandamientos de la ley de Dios, los cinco Mandamientos de la
Santa Madre Iglesia, los pecados capitales, los siete dones del Espíritu Santo,
las 14 obras de misericordia espirituales y materiales, todas las oraciones, la
manera correcta de confesarte, consultas el Catecismo de la Iglesia católica...
Si
respondiste que no: es entonces un buen momento para repasar porque
corremos el riesgo de abandonar la fe. No sea que nos ocurra como leemos en la
primera carta de san Juan:
"Ellos
salieron de entre nosotros, sin embargo, no eran de los nuestros. Si lo
hubieran sido, habrían permanecido con nosotros" (1 Jn
2, 19).
2. ¿Sabes
defender tu fe frente a los no católicos?
Sí___________
No________
Si
respondiste que sí: después de que recibiste los sacramentos de iniciación
cristiana - seguro los recuerdas: Bautismo, Confirmación, Eucaristía -
ingresaste a un curso de formación y diste continuidad al conocimiento de la
doctrina cristiana. Conoces lo necesario sobre apologética para poder defender
tu fe frente a los hermanos que tocan a la puerta diciéndote citas bíblicas
memorizadas y que fácilmente puedes contrarrestar con lo aprendido en las
clases.
Si
respondiste que no: entonces es la oportunidad para buscarlo. Hay
incluso muchos buenos recursos en línea. San Juan
sabía de esto:
"La
promesa que él nos hizo es esta: la Vida eterna. Esto es lo que quería
escribirles acerca de los que intentan engañarlos" (1 Jn
2, 25-26).
3. ¿Realmente
aprecias los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía?
Sí___________
No________
Si
respondiste que sí: entiendes claramente que Jesús dejó a su Iglesia -
la única fundada por Él, como bien sabes - dos sacramentos a los que podemos
acudir constantemente para enfrentar las batallas diarias en contra de los tres
enemigos del alma - sí, ya sabes cuáles son: mundo, demonio y carne -: la
Reconciliación, a la que seguramente acudes por lo menos una vez al mes, porque
la aprecias tanto que deseas incrementar tu gracia santificante, y la
Eucaristía, a la que vas todos los domingos e incluso, varias veces entre semana.
Si
respondiste que no: ¿Aún no lo haces? Hoy es un buen momento para
comenzar. Jesús dio este mandato de misericordia a sus Apóstoles:
"Los
pecados serán perdonados a los que ustedes se los perdonen, y serán retenidos a
los que ustedes se los retengan" (Jn 20, 23).
"'Tomen
y coman, esto es mi Cuerpo'. Después tomó una copa, dio gracias y se la
entregó, diciendo: "Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la
Sangre de la Alianza, que se derrama por muchos para la remisión de los
pecados" (Mt 26, 26-28).
4. ¿La
oración es parte fundamental de tu rutina?
Sí___________
No________
Si
respondiste que sí: al levantarte, antes de comer, cuando comienzas a
trabajar, si sales a carretera, en el momento de ir a dormir, todo se lo
ofreces a Dios y lo haces en su nombre. No eres de los que dicen que no tienen
tiempo para orar porque sabes que tu día es una oración continua; en vez de
hablar contigo mismo, hablas con el Señor. Y en tus tiempos "muertos"
- en el transporte de tu casa al trabajo, en la fila del banco, en tu caminata
diaria, en la espera de algún servicio... - rezas mentalmente, le consultas lo
que harás, platicas también con tu ángel de la guarda, con la Santísima Virgen,
con algún santo al que eres devoto - incluso cargas un rosario para recitarlo
de vez en vez, porque sabes que Él siempre está contigo.
Si
respondiste que no: ¿no lo sabías? ¡Aprovecha para iniciar tu vida de
oración! Haz caso a lo que dice san Pablo:
"No se
angustien por nada, y en cualquier circunstancia, recurran a la oración y a la
súplica, acompañadas de acción de gracias, para presentar sus peticiones a
Dios" (Fil 4, 6).
5. ¿Sabes
que Jesús es la respuesta a todos tus problemas?
Sí___________
No________
Si
respondiste que sí: tu vida no ha sido fácil, te has enfrentado a toda
clase de vicisitudes, pero en todo momento has acudido a Jesús, nuestro Rey y
Salvador, y pones todas tus preocupaciones en sus benditas manos. Estás cierto
de que nunca te abandona su Providencia Divina y que, aunque haya momentos
difíciles siempre encuentras la salida en la ayuda de los demás.
Si
respondiste que no: no lo dudes, el Señor está siempre dispuesto a
escucharnos, arde de amor por nosotros, solo hace falta que confíes en Él. En
el evangelio encontramos sus palabras:
"Si
ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el
Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!" (Mt 7,
11)
Por supuesto,
estas son solo algunas interrogantes que a nosotros nos parecen básicas porque
podríamos hablar del perdón, de las relaciones personales, en fin... pero
¿cuáles añadirías tú?
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia
