Estar unido a Cristo, conocer a Dios, orientar la propia vida y vencer las tentaciones. Estos son los cuatro beneficios de la fe, según Santo Tomás de Aquino
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Santo Tomás de Aquino fue apodado el «doctor angélico», entre
otras cosas por su luminosa inteligencia. En su motu proprio Doctoris Angelici, el Papa
Pío X se refirió a «la cualidad casi angélica de su intelecto». Y, en
efecto, los escritos de este brillante teólogo del siglo XIII siguen siendo
límpidos hasta nuestros días, están admirablemente estructurados y articulan fe
y razón con gran inteligencia.
Sus reflexiones teológicas están recogidas en su Suma
Teológica, así como en sus sermones, que fueron anotados y relatados por
testigos de la época. Es el caso de sus sermones catequéticos sobre el Credo de los Apóstoles, pronunciados al comienzo
de la Cuaresma de 1273, un año antes de su muerte, en su iglesia conventual de
Nápoles. Dirigiéndose tanto a los campesinos como a la élite napolitana,
comentó cada artículo del Credo.
Los dominicos presentes tomaron notas y las tradujeron al latín.
Es en el prólogo donde Santo Tomás distingue cuatro bienes que proporciona la
fe: «La fe es el primer bien necesario para el cristiano. Sin ella, nadie
merece el nombre de fiel cristiano. La fe produce cuatro bienes», dice en su
introducción.
En cuatro puntos, Santo Tomás muestra por qué la fe es
extremadamente útil.
1. ESTAR UNIDO A DIOS
El primer bien que ofrece la fe es la unión entre Dios y su
criatura. No podría existir sin la fe. «Por la fe, el alma se une a Dios. Por
la fe, el alma cristiana contrae una especie de matrimonio con Dios, según las
palabras del Señor a Israel: «Te desposaré por la fe» (Os
2,22).
Un matrimonio entre el alma y Dios, hecho posible por el bautismo.
Para Santo Tomás, la fe es inseparable del sacramento del bautismo. «El
bautismo es ante todo el sacramento de la fe. El Señor mismo lo dice: «El que
crea y sea bautizado se salvará» (Mc 16,16). Sin fe, el bautismo es inútil»,
subraya.
«Sin fe, el bautismo es inútil»
2. CONOCER A DIOS
El segundo bien producido por la fe es comenzar la vida eterna
aquí abajo. «Pues la vida eterna no es otra cosa que conocer a Dios», dice
Santo Tomás. «Este conocimiento de Dios, que comienza aquí abajo por la fe,
alcanzará su perfección en la vida futura, cuando le conoceremos tal como es».
La fe profesada en la tierra es el primer paso hacia el
conocimiento pleno de Dios. «Nadie puede alcanzar la bienaventuranza eterna,
que consiste en conocer verdaderamente a Dios, si antes no lo conoce por la fe.
3. GESTIONAR SU VIDA
«El tercer bien que hace la fe es dirigir la vida presente», dice
Santo Tomás. «La fe nos enseña todo lo que necesitamos saber para vivir
sabiamente. Sin la fe como guía de las virtudes, el hombre difícilmente podría
distinguirlas y, en consecuencia, buscarlas».
Para el Doctor Angélico, la fe revela el conocimiento que el
hombre necesita para hacer el bien y evitar el mal.
4. VENCER LA TENTACIÓN
El cuarto y último bien generado por la fe es la victoria sobre la
tentación. Santo Tomás se basa en este versículo de la Carta a los Hebreos:
«Los santos han conquistado reinos por la fe» (Hb 11,33). Es la fe la que nos
impulsa a rechazar el mal.
«El diablo nos tienta para impedir que obedezcamos a Dios y nos
sometamos a él. Pero es por la fe que rechazamos la sugestión del maligno,
porque por la fe sabemos que Dios es el Dueño de todo y, por tanto, que le
debemos obediencia», explica Santo Tomás.
Mathilde De Robien
Fuente: Aleteia