El asesor eclesiástico en la embajada en España ante la Santa Sede, Antonio Pelayo, ha resuelto todas las dudas sobre las funciones de un Pontífice
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Vatican Media. Dominio público |
Como jefe supremo de la Iglesia tiene las
facultades de cualquier obispo, y además aquellas exclusivas e inherentes a la
cátedra petrina, como la declaración universal de santidad, nombrar cardenales
o declarar dogmas en casos excepcionales.
Atribuciones que son
consabidas por la mayor parte del pueblo de cristiano, aunque hay otras que
quizás sean desconocidas por muchos. Por ejemplo, ¿qué ocurre si el Papa está
enfermo el día en el que hay que dar la bendición Urbi et Orbi? ¿Quién gestiona la Iglesia
hasta que es nombrado un nuevo Pontífice en el cónclave? ¿Hasta qué punto
puede el obispo de Roma cambiar la estructura de la Iglesia?
Son preguntas que en el
portal de ECCLESIA hemos realizado al asesor eclesiástico en la Embajada de
España ante la Santa Sede, el sacerdote y periodista Antonio Pelayo.
Nombrar obispos, canonizar o gestión de la Santa Sede: las
competencias de un Pontífice
Tal y como ha subrayado
Antonio Pelayo, el Papa tiene el poder absoluto en todo lo que es relativo a lo
legislativo, judicial y doctrinal: “Por tanto es lo que podríamos definir como un monarca absoluto que
no depende de ningún parlamento ni de los cardenales que forman la Curia
Romana”.
Pese a que no todo lo
que concierne a la Iglesia la decide el Papa, sí que hay aspectos fundamentales
como ha recalcado el sacerdote: “La definición de un dogma es competencia
única del Papa y
en contadas circunstancias, el último Papa que ha definido un dogma fue Pío
XII”, ha reseñado.
Beatificar o canonizar a un
santo, crear cardenales o el nombramiento de todos los obispos son también
competencia exclusiva del Sucesor de Pedro, si bien Antonio
Pelayo aclara que los informes son presentados por las nunciaturas y el
Dicasterio para Nombramiento de los Obispos: “Es el Papa el que toma la
decisión final cuando da el visto bueno a los dossieres”, ha especificado.
Además, el Papa tiene el poder absoluto en lo que
concierne a la financiación de la vida de la Santa Sede, que es el gobierno de
la Iglesia: “Necesita dinero no solo para cubrir sus gastos, sino para hacer
una obra de evangelización ayudando a diócesis pobres, a los seminarios pobres
y luego ayudando a muchos misioneros que no podrían vivir con lo que ganan, si
es que ganan algo”, ha explicado en ECCLESIA el asesor eclesiástico.
El Papa, máximo representante de los 1.400 millones de católicos
en el mundo
La vida de un Papa es complicada porque tiene
que tomar decisiones prácticamente todos los días. Además representa a la
Iglesia Universal puesto que es soberano del estado de la Ciudad del Vaticano.
“Es colega entre
comillas de presidentes y reyes de todo el mundo porque representa al estado
más pequeño del mundo pero con dimensiones internacionales como es representar a 1.400 millones de
católicos de todo el mundo”, ha precisado el asesor eclesiástico de la
embajada en España ante la Santa Sede.
¿Puede un Papa cambiar la estructura de la Iglesia?
Antonio Pelayo ha
asegurado que en la Iglesia hay tres aspectos inamovibles que un Papa no puede
modificar: “El
Evangelio de Jesucristo, la estructura fundamental de la Iglesia basada en la
Sucesión del apóstol Pedro y la Sucesión de los Apóstoles que son los obispos. Lo demás es
susceptible de cambios según lo exija la evangelización”, ha afirmado.
De esta manera, el
obispo de Roma hereda una estructura de la Iglesia que no puede cambiar pero
sí adaptarla
a los nuevos tiempos. Prueba de ello, subraya Pelayo, es la sinodalidad.
“La sinodalidad siempre ha existido en la
Iglesia pero se daba más en la Iglesia Católica de Rito Oriental, pero este
Papa con este último sínodo quiere infundir una mayor sinodalidad, mayor
cooperación entre la Curia y los episcopados o mayor unidad entre las
Conferencias Episcopales y que los obispos no sea de ordeno y mando, sino que
discuta con las bases las decisiones que pretenda tomar y expongan lo que
piensan. La estructura no varía pero sí evoluciona o cambia según el ritmo de
los tiempos”.
Urbi et Orbi: ¿una bendición que solo puede dar el Papa? ¿Pueden
sustituirle en caso de enfermedad?
El Papa realiza la bendición
Urbi et Orbi dos días al año, en Navidad (25 de diciembre) y el Domingo de la
Pascua de Resurrección, aunque no es una tradición que se remonta a los inicios
de la Iglesia, sino que es posterior:”No es reciente pero lo han impartido los
últimos papas y solo puede hacerlo él. El obispo y el cardenal pueden bendecir,
pero ninguno de ellos puede dar una bendición de la ciudad de Roma al mundo
entero”, ha apostillado Antonio Pelayo.
En caso de el Papa
estuviese indispuesto uno de estos dos días y no pudiera impartir la bendición
universal, no podría haberla ya que no hay sustituto posible: “Afortunadamente
todos los papas, incluso ya en condiciones físicas difíciles como las de Juan Pablo
II, han podido realizarla. En caso de que no pueda no hay
bendición Urbi et Orbi, habría la Misa del Domingo de Pascua que
la puede celebrar cualquier cardenal y obispo, pero no habría bendición. Es una
hipótesis que no se ha producido hasta ahora, pero podría ocurrir”, ha
señalado.
El Papa tiene potestad para crear o suprimir una diócesis
La creación o supresión de una
diócesis o la fusión de diócesis es también competencia del Papa. En España se ha dado
menos fusiones, pero en Italia es frecuente en los últimos años, ya que el
número de diócesis es enorme: “Se están uniendo varias diócesis, no solo dos
sino de hasta cuatro o cinco porque en Italia, en ciudades de cuarenta o
cincuenta mil habitantes tenían un obispo”, ha explicado.
'Doctor de la Iglesia': ¿corresponde al Papa conceder este título?
Nombrar a un 'Doctor de la Iglesia',
distinción que tan solo ostentan 37 figuras de la Iglesia en dos
milenios, también
depende del Papa, pero detrás de estas decisiones hay una preparación previa al
igual que los informes que recibe para el nombramiento de un obispo: “El Papa
no tiene que hacer el dossier para saber si una persona, un laico, un santo o
un religioso puede ser declarado Doctor de la Iglesia. Se lo estudian, se lo
presentan y lo decide”, ha señalado Antonio Pelayo en ECCLESIA.
La gestión de la Iglesia en periodos de sede vacante
Una pregunta que a veces surge es qué ocurre en el periodo que va desde que un Papa fallece y hasta que es elegido nuevo Pontífice. En este sentido, Pelayo lo explica claramente: “Durante ese periodo está el camarlengo, que es un cardenal previamente nombrado por el Papa difunto y que asume la representatividad de la Iglesia ante las instancias internacionales durante ese período que puede durar unas semanas. Ha habido momentos que ha durado meses, incluso años. El camarlengo asume esa representación pero ni puede hacer nombramientos, ni cambios en la doctrina o la estructura de la Iglesia. Es una función interina para cubrir ese periodo”.
Por JOSÉ MELERO CAMPOS
Fuente: ECCLESIA