A casi tres años de su estreno en junio de 2021, la gira de Skate Hero regresó este sábado a su alma mater en Las Rozas para su última representación.
Dominio público |
El
acto de altruismo hizo que Echeverría fuese conocido desde entonces como "el héroe del monopatín".
Cerca de cumplirse siete años de la tragedia, Palabra ha
publicado la primera biografía autorizada de Ignacio Echevarría. El héroe del monopatín,
escrita por la editora Julia
Moreno y el director del musical Skate Hero, Javier Segura.
En
poco menos de 150 páginas, Moreno y Segura completan la primera biografía autorizada de
Echeverría, que dividen en su infancia, juventud y adultez y concluyen con una
cuarta parte titulada Eternidad, en referencia a un legado que ha supuesto la
apertura de su causa de canonización.
La meta, ir al Cielo
Una
causa que, como muestra el libro, no solo se fundamenta en las circunstancias
de una muerte que Moreno define como "el mayor acto de amor de Echeverría", sino también en
una práctica cotidiana de la virtud y una meta que "Ignacio siempre buscó": ir al Cielo.
La
fe de Ignacio se forjaría desde su nacimiento y educación en el matrimonio
católico de Joaquín y Ana, siendo además sobrino nieto del obispo y misionero
Antonio Hornedo.
Si hay una virtud en
Ignacio que destacan los biógrafos por encima de cualquier otra, esa es la de "no mostrarse impasible ante la
injusticia". Hizo gala de ello en numerosas ocasiones y desde muy
temprana edad "fue capaz de distinguir lo que estaba bien y lo que no. No
entendía el silencio ante un agravio y siempre fue voz para que las quejas de
otros no quedarán impunes. Sus convicciones se tornaron tan férreas que el ser
fiel a sí mismo, en ocasiones, le hacía ser políticamente incorrecto. Pero él solo quería llevar la verdad por
delante".
Precisamente
la búsqueda de la justicia supuso en no pocas ocasiones que Ignacio hallase lo
contrario, como fue tener que repetir una asignatura y alargar un año sus
estudios en La Sorbona por recriminar
a su profesora que adoctrinase en el aula. Aunque nada pudo impedir su
determinación de graduarse, el esfuerzo, la soledad y la angustia por los
estudios le harían adelgazar tanto que quedó plagado de estrías. En 2001 se
terminó graduando en Derecho Hispano-Francés.
La fe, muy por encima de la fiesta
Echeverría
no era un "bicho raro". Sus amigos cuentan que de joven lo pasaba de noche como él mejor,
pero en ningún momento eso le llevó a descuidar sus responsabilidades o
convicciones, ya fuese cuidando a familiares que lo necesitaban, echando una
mano en la barra o anteponiendo la amistad o su fe al ambiente, como cuando le
invitaron a celebrar Halloween y respondió "torciendo el gesto, pues no le
parecía apropiado ni ético". Lo cierto, dice el libro, "es que por
sus creencias no le gustaba celebrar esta fiesta".
Siempre tuvo las reglas claras
También
pervive el recuerdo modélico de Ignacio en su vivencia de la castidad y aunque no faltaron chicas
interesadas en él, nunca estuvo dispuesto "a establecer una relación
saltándose pasos. Ignacio, relatan los testimonios recabados por Moreno y
Segura, "siempre vivió teniendo claras las reglas y su unión con una mujer pasaba exclusivamente
por el matrimonio".
Lejos
de dejarlo a la teoría, se describen varios casos de cómo alguna chica que le
gustaba se le insinuaba al punto de que, tras haber bebido, le decía: "Hoy
es el día que me acuesto con Ignacio". La respuesta de este cuando su
padre le preguntaba era firme: "Por supuesto que no. Yo no me puedo acostar con una mujer
por las buenas, aunque me guste, no es la forma de empezar una
relación".
La justicia, antes que una prometedora
carrera
La
búsqueda de justicia que
comenzó a mostrarse en su infancia le persiguió hasta la edad adulta, con
consecuencias "nefastas" en lo laboral. Muestra de ello fue cuando,
ya inmerso en el sector de la banca, fue inflexible a la hora de dar vía libre a operaciones de dudosa
moralidad y que se encontraban en el límite del delito. "Tú eres
el director, dale paso a lo que quieras", le decía a su jefe cuando este
le advertía sobre su continuidad laboral. Por ese motivo perdió varios
empleos y un futuro prometedor.
Oración y skate en Las Rozas de Madrid
Si
hay una imagen que define a Echeverría es la de su característico ollie sobre
el skate. También cuando se entregaba a este hobbie buscaba la justicia. Como
cuando la policía requisó su tabla y las de sus amigos por patinar en la calle
al no disponer de skate park. En lugar de resignarse, acabó yendo a la casa del
alcalde de Las Rozas y entablando una auténtica negociación que concluyó con todos los skates devueltos y la
creación del skatepark -más tarde rebautizado- Ignacio Echeverría.
Pero
había algo que para el héroe del monopatín estaba por encima del skatepark de
Las Rozas. La parroquia de
San Miguel fue durante buena parte de su vida la iglesia que le vio
crecer, donde recibió la catequesis, la confirmación y donde aprendería de la formación
que impartía su madre catequista para imitarla años después, en Londres.
"Siempre intentaba perfeccionarse
desde la fe"
Los
autores del libro atestiguan que Ignacio siempre llevó una vida consecuente con su fe. Para él, ir a
misa cada domingo "solo o acompañado era una prioridad", y las
fiestas o viajes no eran obstáculo para que a primera hora se despertase a ir a
misa de la mañana. Aunque sorprendidos en ocasiones, "sus amigos
comprendieron que la
Iglesia era su casa y respetaban el compromiso que mantenía con ella,
tanto espiritual como económicamente".
"Él
siempre intentaba perfeccionarse
a través de la fe. La cruz era parte de su vida y una de las que llevaba a
su espalda eran las numerosas discusiones que mantenía con su padre sobre la
Iglesia. `Una cosa es este obispo y otra es la Iglesia, y los estas mezclando´,
le decía.
También
la formación cristiana era determinante en su vida. Como asistente a las
reuniones y catequesis de Acción
Católica en San Miguel de Las Rozas, no dejó de ir un solo lunes
hasta que marchó a Londres, estudiando el magisterio y doctrina de la Iglesia
para poder transmitirlo.
En defensa del débil, hasta dar la vida
Contratado
por el prestigioso banco HSBC,
el sábado 3 de junio de 2017 llevaba un año y cuatro meses trabajando en
Londres. Hacía buen día y había salido a patinar antes de ir a cenar con su
hermana. De camino, sobre las diez de la noche, se sorprendió yendo en sentido
contrario a una multitud que corría despavorida.
Cuando
llegó a la escena del atentado islamista, había dos policías heridos y una mujer siendo apuñalada. Lo
que sucedió después es historia que relata El héroe del
monopatín:
"Con
su monopatín como única arma, se
lanzó hacia los terroristas y consiguió hacer frente a los dos primeros que
le salieron al paso, golpeándolos en la cabeza y posteriormente a un tercero,
que también se incorporaba. Aprovechando su superioridad numérica, lo rodearon,
pero se defendía con bravura de todos ellos con su tabla, hasta que en uno de
los ataques, Ignacio notó
el frío del filo de un cuchillo entrando por su cuerpo. Aprovecharon
para arrojarlo al suelo, donde recibió una nueva puñalada. Herido de
muerte, empleó sus últimas fuerzas en defenderse con su monopatín, su fiel
compañero".
Ejemplo de quien da la vida
El
último capítulo, La eternidad, cuenta que
días más tarde, con su cuerpo ya en España y durante el entierro, el ataúd
albergó numerosas medallas de
reconocimiento a su actitud heroica. "Pero la medalla de su madre, la medalla de la Madre, es prenda
de eternidad. En ella, como un epitafio a la vez que una premonición, aparecen
simplemente tres palabras: `Vámonos
al Cielo´".
Los
meses y años que siguieron a su asesinato acogieron campañas de conmemoración y homenaje, su
historia y silueta protagonizó los espacios en grandes medios de comunicación,
programas e influencers, viñetas y documentales, libros, musicales como Skate
Hero e incluso marcas de ropa. Considerado modélico para los jóvenes de hoy, El héroe del
monopatín concluye con una pregunta que orienta el estado de su causa , "¿el santo del monopatín?",
y finaliza con una comparación: "Era un ejemplo de alguien que da la vida
por los demás, como lo hizo el propio Jesucristo".
Puedes obtener la primera biografía autorizada de
Ignacio Echeverría en Palabra.
José María Carrera
Fuente: ReL