Según el Informe de Economía Solidaria anual, una de cada cinco personas que participaron en programas de la organización logró reintegrarse en el mercado laboral
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Foto: Alberto Saiz |
«Reclamamos la
necesidad de una economía al servicio de las personas y del planeta», así
comienza el Informe de Economía Solidaria que anualmente presenta
Cáritas Española y que ha sido presentado en la planta de reciclaje de residuo
textil de Moda Re- en Valencia.
En un contexto
marcado por el incremento de la inestabilidad y la precariedad laboral, este
informe revela cifras sobre la brecha en el acceso al empleo y cómo desde la
institución atajan esta situación. Según el informe, las personas en riesgo de
exclusión enfrentan una tasa de desempleo siete veces mayor que el resto de la
población activa. Ante esto, Cáritas ha redoblado esfuerzos para reducir esta
brecha y facilitar la reinserción laboral de miles de personas.
Además, Cáritas
acompañó a 68.065 personas en la búsqueda de trabajo durante 2023. De hecho,
una de cada cinco personas que participaron en programas de la organización
logró reintegrarse en el mercado laboral.
Para respaldar
estas iniciativas, Cáritas destinó 136,8 millones de euros el año pasado, un
16,4 % más que el año anterior. De este total, 35,3 millones se dirigieron a
itinerarios de inserción sociolaboral, que incluyen orientación laboral,
intermediación con empresas y formación, mientras que más de 100 millones se
asignaron a proyectos de Economía Social. Estos proyectos económicos no solo
buscan proporcionar empleo, sino también promover la autonomía y el desarrollo
sostenible de las personas en situación de vulnerabilidad.
«Estamos
haciendo una apuesta clara por aumentar los proyectos de economía solidaria
para que las personas en riesgo de exclusión social mejoren su autonomía», ha
explicado Ana Heras, coordinadora de Economía Solidaria de Cáritas Española.
También ha destacado que, a pesar de que requieran más inversión económica,
estas iniciativas «son más efectivas a largo plazo y tienen un efecto más
recuperador en la persona».
Las mujeres han
representado a más de la mayoría de los participantes en estos programas, sobre
todo de más de 45 años, con estudios básicos y procedentes de países no
comunitarios. Además, Heras ha afirmado que normalmente los integrantes
«carecen de competencias digitales y tienen problemas de conciliación digital».
En términos
generales, Cáritas ha generado más de 3.000 puestos de trabajo en
iniciativas relacionadas con la economía social, y gran parte de esos empleos
fueron ocupados por personas en riesgo de exclusión social.
Otros aspectos
fundamentales de los que se hacen eco en el informe son los programas
relacionados con el comercio justo, cuyas acciones se desarrollan en más de 23
Cáritas diocesanas con 18 tiendas que no solamente son puntos de venta sino
también «generan espacios de sensibilización», y también las finanzas éticas,
cuya importancia «va más allá de la rentabilidad económica» y desde la
institución lo consideran «uno de los instrumentos con mayor capacidad de
transformación de la sociedad».
«Estas
iniciativas evidencian que como sociedad podemos autoexigirnos una ética en
todo lo que afecta a la economía. Una economía que escucha, que cuida, que suma
y que cambia», ha subrayado la coordinadora de Economía Solidaria de Cáritas
Española.
Ester
Medina
Fuente: Alfa y Omega