"No estáis solos". El pensamiento del cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca latino de Jerusalén, en su mensaje para la Procesión de Ramos
Procesión de las Palmas del Domingo de Ramos en
el Santo Sepulcro, |
El Patriarca latino de Jerusalén, en su mensaje
para la Procesión de Ramos, envía su pensamiento a quienes no podrán participar
en las celebraciones de Semana Santa y también a los peregrinos que no podrán
estar allí. Una ausencia que no desanima, escribe, porque "no estamos
solos y no estamos abandonados, ¡y sobre todo no tenemos miedo!"
"No estáis solos". El pensamiento del
cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca latino de Jerusalén, en su mensaje
para la Procesión de Ramos, se dirige a los cristianos de Tierra Santa que, a
causa de la violencia y la guerra, no podrán participar en las celebraciones.
El suyo es un consuelo: no están solos porque "toda la Iglesia de
Jerusalén está unida" a ellos, les abraza y les agradece su
"testimonio de fortaleza y valentía". Pizzaballa repasa los casi seis
meses transcurridos desde el inicio de la guerra.
"Sabemos bien", escribe el patriarca
a quienes viven bajo los bombardeos, "lo difícil que es permanecer dentro
de esa noche terrible que parece no acabar nunca, resistir unidos y firmes,
dentro de la violencia que os rodea y del hambre". Se dará todo el apoyo
posible, garantiza, también con oraciones, para que "esta noche pase
cuanto antes".
La invitación que dirige el cardenal es a no
desanimarse, porque para todos "llegará la aurora del tercer día, el
anuncio de la resurrección". El pensamiento del Patriarca se dirige
después a los peregrinos de todo el mundo que, precisamente por la situación de
grave tensión, no han podido partir hacia Tierra Santa. "No tengáis
miedo" de volver, es la indicación dirigida a quienes se definen como
"presencia de paz" en un lugar que tiene "tanta necesidad"
de paz.
Ningún Vía Crucis puede desanimar
A pesar de la guerra, por tanto, también este
año se ha celebrado la "entrada triunfal de Jesús en la Ciudad
Santa", en un momento en el que, sigue diciendo el mensaje, "es aún
más importante y necesario gritar con fuerza que Jesús es nuestro Mesías, es
nuestro Señor, es el Kyrios". Y aunque en estos meses uno se haya sentido
"perdido, desconcertado, solo y sin referencia", "aplastado por
tanto odio" por una "terrible guerra que parece no acabar nunca"
y que hace crecer cada vez más el miedo, los cristianos de Tierra Santa no se
sienten desanimados, al contrario, gritan con fuerza que su referencia es
Jesucristo.
"¡No estamos solos y no estamos
abandonados, y sobre todo no tenemos miedo!", son las palabras de
Pizzaballa, porque ni siquiera una vida que a menudo es "un vía
crucis" consigue desanimar.
Oración para que descienda la paz
Aunque la Tierra de Jesús, aunque santa, esté
hoy "herida, porque está invadida por tanto odio y rencor", el amor
hacia ella no cambia. Es amor hacia una "Ciudad sagrada para todos, pero a
menudo profanada" por sus propios habitantes, donde "servir a Dios y
servir al hombre" deberían coincidir, pero "en cambio parecen dos
extremos que nunca se encuentran".
La oración de Pizzaballa es que la paz
descienda sobre Jerusalén y que haya "una cordial y sincera acogida del
otro, una tenaz disponibilidad a la escucha y al diálogo, caminos abiertos en
los que el miedo y la sospecha dejen paso al conocimiento, al encuentro y a la
confianza, donde las diferencias sean una oportunidad para el compañerismo y no
un pretexto para el rechazo mutuo".
Francesca Sabatinelli - Ciudad del
Vaticano
Vatican News