La hermana Paësie, "madre" de 2.500 niños haitianos, recibió el sábado 3 de febrero una llamada telefónica del Papa Francisco, tanto para interesarse por la situación en Haití como para expresarle su apoyo a su trabajo en favor de los niños más pobres. El mes pasado fueron secuestradas seis religiosas en ese mismo país.
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Hermana Paësie. Dominio público |
El sábado 3 de febrero, hacia la una de la tarde, la situación era
muy distinta. Al otro lado de la línea, el Papa quería hablar con la religiosa
francesa, que desde 1999
se encuentra en Puerto Príncipe para dedicarse a la atención de los
niños del mayor barrio desfavorecido de la capital, Cité Soleil, donde la
organización "Famille Kizito" se ocupa de 2.500 niños.
Familias durmiendo en la
calle
"Fue una gran sorpresa para mí. Cuando sonó mi teléfono,
obviamente no esperaba en absoluto que me llamara el Santo Padre. Me envió un
mensaje de ánimo y me dio
las gracias por estar ahí para los niños. Me aseguró sus oraciones. Eso me
conmovió mucho. Lo que más me impresionó durante la llamada fue la voz del
Santo Padre", cuenta a Vatican News.
"Sentí una gran dulzura y amabilidad. Obviamente, lo compartí
con mi comunidad, mi equipo y algunos de los niños. Esto provocó alegría y
esperanza en muchas otras personas, porque esta llamada no era solo para mí, era realmente un gesto hacia
los niños y las personas más pobres de Haití", añade.
Desde hace varios años, en los barrios populares del país se
producen enfrentamientos entre grupos armados. Las bandas son cada vez más
poderosas y están presentes en prácticamente todos los distritos de la capital e
incluso en varias ciudades del interior.
Como consecuencia, la gente vive con verdadero terror a ser
asaltada en cualquier momento. Cuando una banda invade un barrio, todo el mundo
tiene que correr. Se ve a la gente correr con sus hijos. Se incendian casas y esto paraliza
por completo las actividades del país. Como los más pobres viven al
día dependiendo de los mercados, cuando la situación empeora y hay violencia en
las calles, tiroteos y barricadas, los mercados no pueden funcionar. Esto
aumenta enormemente la pobreza y el hambre.
"Los secuestros en Puerto Príncipe afectan a todos los
sectores de la sociedad. Algunas personas pueden ser un objetivo especial, por
ejemplo, los más ricos, que son secuestrados a cambio de un rescate. A veces también son secuestrados
transeúntes ordinarios, pasajeros de transportes públicos, personas que no
son especialmente ricas", explica la hermana.
"En el caso de las seis religiosas, es difícil de decir. No
tuve la sensación de que la Iglesia fuera especialmente el objetivo. Actuaron con la esperanza de obtener
un rescate. A veces depende del estilo de vida de las personas consagradas,
sacerdotes o religiosas. En la mente de la gente, algunos pueden estar
asociados a la categoría de los "más ricos", pero no se puede
generalizar", asegura.
Las monjas de la Congregación de Santa Ana fueron tomadas como
rehenes por hombres armados el pasado 19 de enero, cuando viajaban en un
autobús. Otras dos personas también. La violencia ha causado el desplazamiento de más de 300.000
personas, según cifras de la ONU.
"Una vez que un barrio ha sido invadido por una nueva banda
la gente no se siente segura. Muchas
personas han muerto intentando volver a casa. La mayoría de las veces, la
gente va a quedarse con un pariente, que suele acogerlos al principio. Pero
esto solo dura unos días, porque rápidamente se hace insoportable",
explica.
"Las familias ya están en casas pequeñas, a menudo con una
sola habitación y fácilmente una docena de personas. Cuando llega una nueva
familia, es realmente muy difícil. Además, las personas que llegan a menudo lo
han perdido todo y dependen de la familia de acogida. Es realmente complicado. Ahora vemos a gente durmiendo en
la calle con sus hijos, algo que antes no existía en Puerto Príncipe",
comenta.
"Hace unos días, algunas madres me dijeron: 'Hermana, si no fuera
por usted, estaríamos todas muertas'. Creo que exageraban un poco, pero es lo
que sienten. Al menos, eso es lo que expresaban. A veces, incluso me pregunto
cómo hace la gente para sobrevivir cuando pasan varios días sin comer y realmente no tienen nada. El Señor está presente. Creo que esa es realmente la
respuesta. Él está presente para ellos. Puede que esté presente a través de mí
o de alguna otra manera. Pero nunca abandona a sus hijos", concluye.
Fuente: ReL