Acedia del griego significa "falta de cuidado", explica el Papa, y es la causa de la pereza que hace a la persona "inoperante, indolente, apática"
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Es la acedia el vicio sobre el que el Papa
invita a reflexionar en la audiencia general en el Aula Pablo VI. "Una
tentación muy peligrosa" que incita casi "a desear la muerte".
Cuando asalta hay que contrarrestarla con "una medida de compromiso más
pequeña", pero con perseverancia "apoyándose en Jesús"
Jesús "se acercó a los
discípulos y los encontró dormidos. Y dijo a Pedro: '¿Así que no has podido
velar conmigo ni una hora? Velad y orad, no sea que caigáis en tentación. El
espíritu está dispuesto, pero la carne es débil". Este es el pasaje del
evangelista Mateo que introduce la reflexión del Papa Francisco en la audiencia
general de este primer día de Cuaresma, dedicado al vicio de la acedia, término
que a menudo se sustituye por otro: pereza.
La acedia, una
tentación muy peligrosa
Acedia del griego significa
"falta de cuidado", explica el Papa, y es la causa de la pereza que
hace a la persona "inoperante, indolente, apática". Y prosigue:
Esta es una tentación muy
peligrosa; no bromees con ella. Quien cae víctima de ella está como aplastado
por un deseo de muerte: siente asco por todo; su relación con Dios se le hace
aburrida; e incluso los actos más santos, los que en el pasado le habían
calentado el corazón, ahora le parecen completamente inútiles.
La pérdida del
sentido
Para aclarar aún más el significado
de la acedia, Francisco recuerda un escrito del monje Evagrio que describe el
comportamiento de los perezosos: "... Cuando lee, el perezoso bosteza a
menudo y se deja vencer fácilmente por el sueño, arruga los ojos, se frota las
manos y, retirando los ojos del libro, mira fijamente a la pared; luego
volviéndolos de nuevo al libro, lee un poco más (...); finalmente, inclinando
la cabeza, pone el libro debajo y se duerme en un sueño ligero...". Se
trata de una descripción en la que, según el Papa, es posible vislumbrar algo
cercano a la depresión.
En efecto, para quien está atrapado
en la acedia, la vida pierde su sentido, rezar es aburrido, cada batalla parece
carente de significado. Si ya en la juventud alimentábamos pasiones, ahora
parecen ilógicas, sueños que no nos hacían felices. Así que nos dejamos llevar
y la distracción, el no pensar, aparecen como las únicas salidas.
Un remedio es
"la paciencia de la fe"
Pero, ¿cuáles son los verdaderos
remedios contra la acedia? Recurriendo a los maestros de la espiritualidad, el
Papa indica el más eficaz y lo llama "la paciencia de la fe".
Aunque bajo el azote de la acedia
el deseo del hombre es estar "en otra parte", escapar de la realidad,
en cambio hay que tener el valor de permanecer y acoger en mi "aquí y
ahora", en mi situación tal como es, la presencia de Dios.
Resistir y
perseverar en la fe apoyándose en Jesús
La acedia quiere destruir la
alegría sencilla del presente que se vive y quiere hacernos creer "que
nada tiene sentido, que no vale la pena preocuparse por nada ni por
nadie", dice el Papa. Así, por culpa de la acedia, muchos abandonan
"la vida de bien" que habían emprendido. Es una tentación grave, por
tanto, que incluso los santos han experimentado y que hay que vencer.
Estos santos nos enseñan a
atravesar la noche de la paciencia aceptando la pobreza de la fe. Recomiendan,
bajo la opresión de la acedia, mantener una medida menor de compromiso, fijarse
metas más al alcance de la mano, pero al mismo tiempo resistir y perseverar
apoyándose en Jesús, que nunca nos abandona en la tentación.
La fe que cree
humildemente
La fe, vuelve a afirmar Francisco,
no pierde su valor aunque sea tentada por la pereza, sino que demuestra su
autenticidad resistiendo a pesar de todo, y concluye:
Es esa fe que permanece en el
corazón, como quedan las brasas bajo las cenizas. Siempre permanece. Y si
alguno de nosotros cae en este vicio o tentación de la pereza, que intente
mirar en su interior y guardar las brasas de la fe. Y así seguimos.
Cuaresma:
conversión y oración por la paz
Al final de la audiencia general,
en su saludo a los fieles en italiano, el Papa Francisco se refiere, entre
otras cosas, a la Cuaresma que comienza hoy, llamando la atención en particular
sobre el sufrimiento causado por las guerras.
Hagamos de este tiempo una ocasión
de conversión y de renovación interior en la escucha de la Palabra de Dios, en
la atención a nuestros hermanos y hermanas que necesitan, necesitan tanto. Y
aquí no olvidemos nunca a la atormentada Ucrania y a Palestina e Israel que
tanto sufren. Recemos por estos hermanos y hermanas que sufren la guerra.
Sigamos adelante en este proceso de conversión, en la escucha de la Palabra de
Dios, en la atención a nuestros hermanos y hermanas necesitados, y sigamos
adelante intensificando la oración, especialmente para pedir la paz en el
mundo.
En su saludo a
los fieles polacos, el Papa recordó cómo la Cuaresma es una ocasión
privilegiada para la solidaridad: "Con motivo del inicio de la Cuaresma,
hoy se celebra en todas las iglesias de vuestro país una colecta para ayudar a
Ucrania. Ante tantas guerras, no cerremos nuestro corazón a los necesitados.
Que la oración, el ayuno y la limosna sean el camino para construir la
paz".
Adriana Masotti - Ciudad del
Vaticano
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