Estar impedido de comulgar no debe ser un obstáculo para acercarse a Dios, sobre todo en celebración de la santísima Eucaristía
![]() |
Catholic Diocese of Saginaw-(CC BY-ND 2.0) |
La misericordia
de Jesús por los hombres no decae ni disminuye nunca, a pesar de los rechazos
que Él encontró y encuentra hoy. Su amor por cada ser humano es profundo y
eficaz para conducirlo, con ayudas eficaces, a la vida eterna, a la salvación.
Y además, ese amor de Cristo es inmenso, sincero y quiere extenderse a todos.
Él es el Buen
Pastor de todas las almas, a todas las conoce por su nombre y sale a su
encuentro, sobre todo al encuentro de la oveja perdida, pues no quiere dejar a
ninguna perdida en el monte.
Dios quiere
salvarnos a todos
Dios quiere
salvar lo salvable. Jesús no da a nadie por perdido. Nos ayuda aunque hayamos
pecado. Su actitud, cuando alguna de las ovejas se aleja, es favorecer su
regreso al redil; y todos los días sale a ver si la divisa en la lejanía.
Este tipo de
ovejas o de fieles deben ser conscientes de que están invitados a favorecer la
cercanía con Dios, la propia y la ajena (vivos o difuntos), y luchar porque
dicha cercanía sea cada día sea más plena y perfecta.
El cristiano
que sea consciente de que está lejos de Jesús, por las circunstancias que sean,
está invitado, en medio de su dolor interior, a permitir de alguna manera que
la luz divina, aunque sea tenue, ilumine cada vez más toda su interioridad.
Por ello, los
fieles que están lejos de Dios, que no pueden comulgar, mal harían en mantener
o, peor aún, en ampliar la distancia o el abismo que los mantiene separados de
Dios; todo lo contrario. harían bien en esforzarse por reducir dicha distancia.
Algunas maneras
de acortar la distancia:
1| Recuperar
y cultivar el sentido de trascendencia, la dimensión religiosa, la sensibilidad
espiritual.
2 | Los
que pueden confesarse, hacerlo cuanto antes.
3|Recuperar la vida de
oración con actitud penitencial y con corazón contrito y humilde: El
Santo Rosario, la Misa dominical haciendo la comunión espiritual, viacrucis,
etc.
4 | Con la
misma actitud penitencial o de conversión hacer y ofrecer en la oración buenas
obras, obras de misericordia por los demás vivos o difuntos. «Sed, pues,
sensatos y sobrios para daros a la oración… pues el amor cubre multitud de
pecados» (1 Pe 4, 7b-8). Recordar que una obra de misericordia
espiritual es la oración por los difuntos.
5 | El
ofrecimiento a Dios de su vida, de sus sacrificios y sufrimientos.
6 | La
lectura de la palabra de Dios, vidas de santos, el catecismo o cualquier otro
documento de la Iglesia para que así puedan fortalecer su fe.
7 | Ofrecer
algún servicio en la Iglesia y mantener
una relación con el párroco y con la parroquia.
¿Y los que no
pueden confesarse?
Si algunos
fieles no pueden confesarse, pues lo mismo. Los fieles que no pueden
confesarse, entre otras cosas, por la falta de disposición y que, como
consecuencia, no pueden comulgar, están igualmente invitados a poner de su
parte para que no desaparezca en su totalidad el mínimo vínculo de unidad que
puede existir con Dios.
Y en todo caso
no perder de vista la Santa Misa, sobre todo la Misa
dominical y solemnidades de precepto. Es más, en el caso de la Misa dominical,
el hecho de no asistir a Misa entera incrementa la distancia que la persona ha
interpuesto entre ella y Dios.
Entonces, ¿para
qué ir a Misa?
Alguien podría
decir:«¿Y para qué ir a Misa los domingos si no puedo comulgar?» Estas personas
yendo a Misa harán mucho para sí mismas, pues es una manera de interesarse por
su salvación; pero también lo harán para los demás, vivos o difuntos, pues se
puede ofrecer a Dios el sacrificio redentor de Cristo, participando activamente
con la propia oración.
El precepto de
oír Misa entera todos los domingos y fiesta de guardar es para todos los fieles
(Canon, 1247) desde que tengan uso de razón (Canon, 914),estén o no es gracia de Dios. Se cumple con el
precepto mediante la asistencia completa, plena, consciente y activa en la Misa
aunque no se comulgue por algún impedimento.
Que puedan o no
puedan comulgar ya es otra cuestión; el precepto no obliga a comulgar. El
cumplimiento del precepto dominical es absolutamente independiente de la
comunión; quien asiste a Misa sin poder comulgar puede, un así orar y
participar activamente en la misma.
Solo existe la
obligación de comulgar una sola vez: por pascua de resurrección (Canon 920); y esto presupone, como mínimo, la confesión
sacramental una vez al año(Canon 989).
Henry
Vargas Holguín
Fuente: Aleteia