La RAE lo define "el reflejo gráfico de la pronunciación andaluza popular de la expresión 'mi alma". No obstante, son pocos los que conocen el origen de este cariñoso apelativo
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Incluso en los carnavales de Cádiz hay una
chirigota llamada 'Los mi alma' en homenaje a esta bella expresión tan
arraigada al sur. Se puede decir que está a la altura del 'pisha' gaditano.
La RAE define
este apelativo como "el
reflejo gráfico de la pronunciación andaluza popular de la expresión 'mi
alma". No obstante, muy pocas personas conocen el
origen de esta expresión. Ni siquiera buena parte de la sevillanía clásica
sabría dar una explicación solvente. Habría que remontarse entre los siglos XIV
y XVII, cuando Sevilla acogía a multitud de órdenes religiosas, explicaba el historiador Miguel Ángel de la Cruz Gómez.
La orden religiosa que está detrás del origen de la
expresión 'mi arma'
En aquella
época, era común que cuando un viandante se encontraba con un religioso o
sacerdote, se realizara una oración breve, a modo de
jaculatoria, con el objetivo de que fuese bendecido. Una de las
órdenes que se encontraban en la capital hispalense es la Orden Real y Militar
de Nuestra Señora de la Merced y la Redención de los Cautivos (conocidos hoy como los 'Mercedarios'),
que fue fundada en 1218 Pedro Nolasco, tal y como precisaba de la Cruz Gómez.
Esta orden
vivían en comunidad en el antiguo convento 'Casa Grande de Santa María de la
Merced de Sevilla', que ya en el siglo XIX sería desamortizada por Mendizábal,
en 1835, y que actualmente acoge el Museo de Bellas Artes de la capital andaluza,
extendiéndose también a todo el perímetro de la plaza actual.
¿Por qué los Mercedarios pusieron de moda la expresión
'mi arma'?
Los
Mercedarios era una orden que practicaba la caridad, asistiendo a la multitud
de pobres y enfermos de Sevilla. En su labor y carisma asistencial al prójimo,
los consagrados solían decir la jaculatoria en su saludo: "Commendo Deo animam meam", que significaba:
"Encomiende a Dios mi alma", siendo una manera
evangélica de humillarse y ponerse a los pies de los asistidos y viéndolos como
superiores suyos, comentaba el historiador.
Con el paso
de los años, esta expresión fue calando en la sociedad sevillana de la época,
concretamente entre los hermanos que venían a servir las necesidades de los
pobres, con su característico saludo "Encomiende a Dios mi alma". De
este modo, y de manera afectiva, los ciudadanos de Sevilla tienen
como característica en su idiosincrasia, el decir el tan popular "mi
alma", degenerándose en el tiempo el topónimo "alma" al conocido
"arma".
Por ello, cuando un sevillano se
dirige con este apelativo de "mi arma", lo expresa de la manera más
cariñosa posible, y teniendo una raíz tan humana como la asistencia a los más
desfavorecidos.
Fuente: ECCLESIA