Comentaristas cualificados, en directo y siempre con la presencia del pueblo, son algunos de los puntos que incluye la CEE en sus orientaciones para retransmitir Misa en los medios
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Dominio público |
El documento
ha sido impulsado por las Comisiones Episcopales para las Comunicaciones
Sociales y para la Liturgia tras ser aprobado por los obispos en la Asamblea
Plenaria del pasado mes de noviembre.
En
la primera parte del documento, se especifica que la celebración litúrgica, es el centro
de la vida cristiana, por lo que es imprescindible participar
en ella, pero se empatiza con quienes, por una causa grave, no pueden acudir de
manera física al templo para celebrar la liturgia.
Y
es que como se hace hincapié en las orientaciones, la retransmisión de la Eucaristía no es
suficiente para aquellos cristianos que no están impedidos, ya
que no ofrece algunas de sus riquezas.
¿Cómo deben ser las retransmisiones?
La retransmisión debe tener una calidad a la altura del contenido
que se retransmite y del numeroso público que la atiende. Esa calidad se
entiende en dos sentidos: desde el punto de vista técnico, la retransmisión
debe cuidar los comentarios, encuadres, iluminación, sonido, acomodando la
retransmisión al contenido de lo que se vive en cada momento de la celebración.
Desde
el punto de vista celebrativo, la liturgia ha de estar muy cuidada, respetando
las normas litúrgicas, sin excluir la sana creatividad prevista en los propios
libros litúrgicos, para no caer en la monotonía repetitiva, de modo que ayude a
crear ese ámbito de oración, escucha y comunión a quienes la siguen a través de
la retransmisión.
Requisitos para retransmitir la Eucaristía
La
retransmisión de la misa debe ser conocida y autorizada por el obispo o
por la persona a quién él delegue para esta finalidad, tanto si se hace de
manera puntual con motivo de un acontecimiento relevante para la comunidad que
celebra, como si se trata de una retransmisión habitual por una televisión
nacional, autonómica o local, o, incluso, la celebración diaria de una
parroquia o de una comunidad religiosa o monástica. También debe comunicarse,
el canal por el que se retransmite: redes sociales –Facebook, Instagram,
TikTok, X, Meet–, Zoom o Youtube, o cadenas de radio o televisión de cualquier
ámbito.
Cuando
las retransmisiones se realizan a través de canales públicos o privados no gestionados por
la Iglesia es necesario que tanto el medio de comunicación como el responsable
del lugar en que se celebra consulten con las Delegaciones de Liturgia y de
Medios de Comunicación Social sobre aspectos celebrativos
o técnicos que deben ser bien comprendidos para hacer una retransmisión digna y
de calidad acorde con lo que se celebra y respetuosa con el público que la
sigue.
¿Cómo debe ser la celebración que se
retransmite?
Autenticidad. A no ser que exista un motivo excepcional, es
preferible la retransmisión de una eucaristía “habitual” en la parroquia o en
una iglesia conventual o monástica.
Lugar. El lugar de la celebración que se retransmite
debe ser un oratorio, capilla o iglesia, donde la Eucaristía se celebre de
forma habitual. No
debe celebrarse una misa en un estudio, un plató, un escenario o un decorado
televisivo. En ocasiones, con motivo de peregrinaciones o
grandes celebraciones –romerías, jornadas mundiales, peregrinaciones,
beatificaciones, etc.–, se pueden llevar a cabo al aire libre, pero solo por la
necesidad de acoger a una gran asamblea que no podría caber en la iglesia, y
siempre de modo excepcional.
En directo
Fidelidad a la liturgia y ejemplaridad de la celebración.
Atención a los no presentes. El sacerdote que celebra y los responsables
de la retransmisión deben tener muy en cuenta a quienes siguen la celebración a
través de los medios de comunicación. Aunque no forman parte de la comunidad
celebrante conviene integrarlos en las alusiones que se hacen a los fieles, en
el saludo inicial, en la despedida o en la oración por las necesidades del
pueblo.
Comentaristas. Si hay personas que
retransmiten la celebración como comentaristas, deben tener en cuenta que su
misión no es contar lo que pasa sino hacer participar a quienes la siguen en lo
que se celebra. Por eso deben intervenir de forma discreta y en los momentos
oportunos. Deben
evitar llenar con palabras los momentos de silencio pues éste es también un
elemento de especial importancia en la celebración. Sus
comentarios, puntuales y adecuados, no deben impedir o dificultar el
seguimiento de la celebración, especialmente en las acciones simbólicas y en el
necesario silencio. Los comentaristas, además de conocimiento del medio
audiovisual, deben tener la adecuada formación litúrgica y bíblica para poder
comentar la celebración, así como el conocimiento de las circunstancias de la
comunidad cristiana que celebra, del lugar y del motivo de la celebración, en
caso de celebraciones extraordinarias.
Asesores cualificados. Tanto las retransmisiones
a través de los medios de comunicación social como a través de las redes
sociales se debe contar con un asesor litúrgico, bien sea un sacerdote, bien un
laico con formación específica. Asimismo, las retransmisiones de celebraciones
parroquiales, como servicio a la comunidad, deben contar con el asesoramiento
de una persona competente en los aspectos técnicos de la retransmisión
(iluminación, sonido, encuadre, posición de cámaras, etc.). Las
Delegaciones de Medios y de Liturgia en las diócesis tienen el deber de prestar
el apoyo necesario a aquellas parroquias o comunidades que así lo soliciten, ya
que serán ellos los que darán las oportunas orientaciones sobre las directrices
diocesanas que se han de cumplir.
Fuente: ECCLESIA