SOR MARIE-VALÉRIE LAGARRIGUE EXPLICA EL PROYECTO QUE ACERCA A LOS JÓVENES FRANCESES A LA VIDA MONÁSTICA

«Tal vez algunos sientan un llamado particular a vivir esta forma de vida»

Dominio público
Sor Marie-Valérie Lagarrigue, r.a, responsable nacional de vocaciones en la Conferencia Episcopal Francesa, está a cargo del proyecto «Pausa en el monasterio». 

Por quinto año consecutivo, del 3 al 24 de diciembre esta iniciativa ofrece a jóvenes de 18 a 30 años la oportunidad de descubrir la vida monástica durante un día o un fin de semana.

Sor Lagarrigue explica a La Croix el proyecto:

«La idea inicial fue establecer un vínculo entre los jóvenes y la vida monástica. La vocación monástica es sumamente particular en la Iglesia, a menudo desconocida. Es nuestra responsabilidad darla a conocer. Frente a una generación de jóvenes que siente la necesidad de experimentar para discernir, nos pareció importante facilitar un encuentro concreto ofreciendo vivir una experiencia en el corazón de un monasterio».

Y añade:

«Tal vez algunos sientan un llamado particular a vivir esta forma de vida. También deseamos acompañar a todos los cristianos en su propia vocación y asegurarnos de que se sientan apoyados por estos lugares, los monasterios, que son sumamente enriquecedores».

La religiosa de la Asunción asegura que «es importante para todos los jóvenes adultos saber que existen estos lugares de recursos, que están ahí para recibirlos y permitirles tomarse un descanso. Creo que los monasterios son tan valiosos para la vida de la Iglesia y de todos los cristianos, que cuanto antes se conozcan, mejor».

En cuanto a los jóvenes que participan, indica que «esta es su primera experiencia con el silencio. Y creo que es importante seguir brindándoles la oportunidad de tener lugares donde puedan reflexionar, leer la Biblia, tomar decisiones, etc».

Y recalca la importancia del silencio para encontrarse con Dios:

«Sabemos lo difícil que es hoy en día vivir y experimentar el silencio en nuestras ciudades y en nuestra vida diaria. Es un verdadero desafío. Sin embargo, el poder del silencio es sumamente valioso para permitirnos adentrarnos en nuestro interior y tener ese encuentro con Dios».

Fuente: La Croix/InfoCatólica