Se suelen confundir los términos que manejamos en la Iglesia, como cuando hablamos de catequesis y doctrina, pero hay mucha diferencia entre ellos
Pascal Deloche | Godong |
La Iglesia católica tiene muchos
aspectos importantes e interesantes que debemos profundizar para entender a qué
nos enfrentamos como creyentes y, sobre todo, cómo podemos aprovecharlos para
alcanzar la madurez de nuestra fe, pues no basta recibir la preparación para
los sacramentos de la iniciación
cristiana. Pensar que con esto basta es quedarse con lo básico.
Dice Mons. Benjamín
Castillo, obispo emérito de la diócesis de Celaya, que se puede comparar
con la educación que recibimos en la escuela. Nadie cree que basta con llevar a
los niños a la primaria, donde reciben los primeros conocimientos.
Todos los padres de familia aspiran
a que sus hijos concluyan una carrera y que estudien una maestría o más. Es lo
mismo en la Iglesia: la catequesis que reciben para la primera comunión y la
confirmación, es solo el comienzo.
¿Cuál
es la diferencia entre catequesis y doctrina?
Para tener claridad sobre estos y otros conceptos relacionados, el Pbro. Antonio
González Morales, licenciado en Pedagogía y Catequética,
respondió algunas preguntas a Aleteia.
«Muchos confundimos con facilidad cuando hablamos de que los niños
van al catecismo. No. el catecismo es un
libro», dice el sacerdote. También menciona que antiguamente se decía que iban
«a la doctrina«,
lo cual también es incorrecto, pues «la doctrina son los principios de fe
contenidos en el catecismo», añade.
«¿Y qué es la catequesis? es el acto
educativo de acompañar la respuesta de fe de niños y adultos, a través de las
opciones de iniciación cristiana o del proceso de maduración en la fe, como
formación de catequesis de adultos», destaca el presbítero.
Catequista
y catequeta
Primero hay que aclarar quien es el catequista. De acuerdo con el
Directorio para la Catequesis (112),
«el catequista es un cristiano que recibe la llamada particular de Dios que,
acogida en la fe, le capacita para el servicio de la transmisión de la fe y
para la tarea de iniciar en la vida cristiana». Por eso, dice el sacerdote que
todo bautizado es llamado a ser catequista.
Explica el padre: «Ahora bien, el catequeta se encarga de resolver
los problemas pedagógicos que surgen en la catequesis y de ofrecer propuestas e
itinerarios para dar respuesta a las necesidades. Es la parte científica. No es
lo mismo que el catequista.
El catequeta debe tener todo un conocimiento en Pedagogía,
Psicología y Comunicación para poder comprender el proceso del joven, del niño
o de la persona adulta.
De esta manera, ofrece itinerarios de formación y acompañamiento,
como subsidios (catecismos) que ofrecemos a los catequistas para que den
respuesta a las necesidades del acompañamiento real de las personas según su
etapa del arco de la vida, de manera particular», concluye
Mónica Muñoz
Fuente: Aleteia