DIOS VIENE A NUESTRO ENCUENTRO, PODEMOS EMPEZAR DE NUEVO

Con su venida, Jesús nos recuerda que siempre podemos volver del exilio, que Dios viene a nuestro encuentro para asegurarnos que podemos empezar de nuevo

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Cuando la relación con Dios se apaga, parece impensable poder reencontrarla. Nuestro vínculo con Él parece haber sido bombardeado, por eso dejamos de mirarlo y no queremos volver atrás. Nos condenamos a vivir para siempre en el exilio, lejos de nosotros mismos, abandonando cualquier trabajo de reconstrucción. 

Sobre esta situación, Dios quiere decirnos una palabra de consuelo. El Señor quiere traernos a todos de regreso a nuestra tierra.

Encontrarnos

Así como alguien que no puede esperar a encontrarse con nosotros, el Señor viene a nuestro encuentro. La imagen de Isaías parece describir un doble camino: por un lado, es el pueblo el que debe regresar, pero por otro, es el Señor mismo quien va a su encuentro, como en la parábola del padre misericordioso, donde no solo es el hijo quien regresa, sino que también es su padre quien corre a abrazarlo.

Así, mientras caminamos para regresar, también podemos trabajar para preparar el camino para el Señor que viene a nuestro encuentro. Se trata de despejar el camino, porque si la vegetación sigue creciendo ya no reconoceremos el camino y ya no podremos ver. Así sucede en las relaciones: nos dejamos llevar por el tiempo, no intervenimos, no hacemos ningún mantenimiento, y al final, ya no nos vemos, ya no hay un camino por el que caminar para encontrarnos.

Necesitamos llenar los valles, porque de lo contrario nos hundimos en nuestros pensamientos desolados, caemos, y luego, es difícil volver a subir de nuestro abismo. Los valles se llenan de pensamientos de bien, agradeciendo, alimentando el corazón de alegría por el Señor que viene.

Un nuevo comienzo

Debemos bajar las montañas y las colinas de nuestro orgullo, esas montañas y esas colinas que nos impiden mirar al horizonte porque nos llevan a encerrarnos en nosotros mismos. Es necesario arreglar el terreno accidentado de nuestros pensamientos, de lo contrario resbalamos y nos lastimamos. 

Con su venida, y a pesar de nuestros obstáculos, Jesús nos recuerda que siempre podemos volver del exilio, que Dios viene a nuestro encuentro para asegurarnos que podemos empezar de nuevo.

La Iglesia, anunciando el Evangelio, sigue predicando hoy la posibilidad de un nuevo comienzo. Incluso cuando hayamos estado fuera por mucho tiempo, cuando ya no veamos la posibilidad de regresar, cuando tengamos vergüenza, incluso, cuando esperemos encontrar solo escombros, no nos rindamos, pongámonos en camino; porque mientras estamos en camino, el Señor ya viene hacia nosotros.

Luisa Restrepo 

Fuente: Aleteia