Con su venida, Jesús nos recuerda que siempre podemos volver del exilio, que Dios viene a nuestro encuentro para asegurarnos que podemos empezar de nuevo
khak-Shutterstock |
Sobre esta situación, Dios
quiere decirnos una palabra de consuelo. El Señor quiere traernos a todos de
regreso a nuestra tierra.
Encontrarnos
Así como alguien que no
puede esperar a encontrarse con nosotros, el Señor viene a nuestro encuentro.
La imagen de Isaías parece describir un doble camino: por un lado, es el pueblo
el que debe regresar, pero por otro, es el Señor mismo quien va a su encuentro,
como en la parábola del padre misericordioso, donde no solo es el hijo quien
regresa, sino que también es su padre quien corre a abrazarlo.
Así, mientras caminamos
para regresar, también podemos trabajar para preparar el camino para el Señor
que viene a nuestro encuentro. Se trata de despejar el camino, porque si la
vegetación sigue creciendo ya no reconoceremos el camino y ya no podremos ver.
Así sucede en las relaciones: nos dejamos llevar por el tiempo, no
intervenimos, no hacemos ningún mantenimiento, y al final, ya no nos vemos, ya
no hay un camino por el que caminar para encontrarnos.
Necesitamos llenar los valles, porque de lo contrario nos hundimos en nuestros pensamientos desolados, caemos, y luego, es difícil volver a subir de nuestro abismo. Los valles se llenan de pensamientos de bien, agradeciendo, alimentando el corazón de alegría por el Señor que viene.
Un nuevo comienzo
Debemos bajar las montañas y las colinas de nuestro orgullo, esas montañas y esas colinas que nos impiden mirar al horizonte porque nos llevan a encerrarnos en nosotros mismos. Es necesario arreglar el terreno accidentado de nuestros pensamientos, de lo contrario resbalamos y nos lastimamos.
Con su venida,
y a pesar de nuestros obstáculos, Jesús nos recuerda que siempre podemos volver
del exilio, que Dios viene a nuestro encuentro para asegurarnos que podemos
empezar de nuevo.
La Iglesia,
anunciando el Evangelio, sigue predicando hoy la posibilidad de un nuevo
comienzo. Incluso cuando hayamos estado fuera por mucho tiempo, cuando ya no
veamos la posibilidad de regresar, cuando tengamos vergüenza, incluso, cuando
esperemos encontrar solo escombros, no nos rindamos, pongámonos en camino;
porque mientras estamos en camino, el Señor ya viene hacia nosotros.