Estos son los misterios que se revelan en el sacramento del matrimonio según el obispo Fulton J. Sheen. Dichas revelaciones son el reflejo de la Santísima Trinidad
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El
matrimonio es un sacramento que refleja la Santísima Trinidad de forma
terrenal, a través del amor de los esposos. Del amor de dos personas nace una
tercera, así como lo es con Dios Padre y Dios Hijo -que de tan grandioso amor
brota una tercera persona, el Espíritu Santo- del amor del Padre y de la Madre,
nace el hijo.
Es
por ello que, entendiendo los misterios del matrimonio, se encontrarán nuevas
formas en las que el amor va aumentando a lo largo de los años como
consecuencia de la unión purificadora que es el Espíritu Santo.
En
la filosofía cristiana, el matrimonio, «significa un ascenso, porque, a pesar
de que el cuerpo envejece, el espíritu se rejuvenece y el amor a menudo es más
intenso. El tiempo trae consigo la revelación del misterio del amor»,
menciona Fulton J. Sheen en su libro Son tres los que
se casan.
Este
sacramento se va revelando en dos aspectos esenciales que son la familia y el
ascender en el amor. Dios en su creación destinó que la unión entre dos
personas se concentra en seguir manteniendo la imagen de la Santísima Trinidad.
Por lo que los misterios que se van viviendo son un reflejo de la donación y la
evasión del egoísmo para centrarse en amor al otro.
Dios no se propuso que perdurara el vigor en el hombre y la belleza en la mujer, sino que habían de reaparecer en sus hijos. Es aquí donde la Providencia de Dios se revela”.
-Fulton J. Sheen.
El
fruto del matrimonio son los hijos que son concebidos por los padres junto con
el Creador. En ellos se encuentran ese misterio por el que fue fundado este
sacramento, que va reavivando y manteniendo esa unión de los esposos a través
del tiempo.
1.
LA ACLARACIÓN DEL CUERPO
En
esta primera etapa los esposos se conocen a sí mismos a través del misterio del
cuerpo, lo que significa la unión de acto matrimonial.
“Que
el marido cumpla su deber conyugal con su esposa, e igualmente la mujer con su
marido. La mujer no es ya dueña de su cuerpo, sino el marido; como tampoco el
marido es dueño de su cuerpo, sino la mujer”.
(1
Cor 7, 3-4).
Esta
cita nos habla de cómo los esposos se conocen entre ellos siendo una misma
carne, ya no son solamente seres individuales, sino que han sido bendecidos con
la unión corporal y del alma.
2.
LA MATERNIDAD Y PATERNIDAD
Este
segundo misterio inicia con el nacimiento del primogénito. Es en ese momento
donde la percepción del hombre cambia al ver a su mujer, su belleza es elevada
porque, no solo refleja la feminidad, sino que puede ver en su totalidad la
expresión de la maternidad.
Del
mismo modo, la mujer ahora no solo ve la fuerza del hombre, sino que ve su
masculinidad expresada a través de la paternidad. Este misterio, asegura Sheen,
refleja el nacimiento del Espíritu Santo en la Santísima Trinidad.
3.
LA HABILIDAD DE LOS PADRES PARA INSTRUIR EL CORAZÓN
El
tercer misterio se refleja en la forma en que los padres deciden guiar a sus
hijos al encuentro con el Señor una vez que los hijos alcanzan la edad de la
razón. Es aquí en donde ellos, como padre y madre, descubren este misterio al
ir ejerciendo sus roles para ser apóstoles en su propia familia. De ellos
depende fortalecer esa unión del Espíritu Santo para generar frutos.
4.
CONTRIBUCIÓN AL BIENESTAR DE LA NACIÓN
Este
último misterio se ejerce cuando la familia contribuye de forma fructífera a la
sociedad. Es en esta unión familiar, «donde se valora la persona, no por lo que
vale o por lo que puede hacer, sino principalmente por lo que es; su estado
legal y su posición están garantizados por el hecho mismo de vivir», asegura
Fulton J. Sheen.
Donación
en el servicio
El
matrimonio debe buscar que sus hijos colaboren con la comunidad como Cristo lo
haría, ejerciendo la donación al prójimo a través del servicio; deben buscar
ser personas honestas y benevolentes que participan en la democracia de su
sociedad.
Estos
misterios que son revelados en el matrimonio tienen el propósito de
santificar a las personas que conforman a la familia. Lo más importante para
cumplir con la finalidad del sacramento es tener una cercanía con Dios para que
sea Él quien guíe esa unión. Por lo que siempre hay que pedirle al Señor que
sea el pegamento de la propia familia.
"El matrimonio, vivido como Dios quiere que se viva, asocia a los compañeros a la alegría creadora del Padre, el amor del propio sacrificio del Hijo y al amor unificante del Espíritu Santo”.
-Fulton J. Sheen.
Yohana
Rodríguez
Fuente:
Aleteia