Dirigiéndose a una delegación de juristas de los Estados miembros del Consejo de Europa, Francisco dijo que está trabajando en una actualización de la Encíclica publicada en 2015
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El Papa pretende actualizar Laudato si' abordando en particular las crisis climáticas (© WFP/Sandaeric Nirinarison) |
El director de
la Oficina de Prensa del Vaticano señaló que se trata de una Carta que aborda
en particular las recientes crisis climáticas
"Estoy
escribiendo una segunda parte de Laudato si' para actualizar los problemas
actuales".
Así
se ha expresado el Papa esta mañana al dirigirse a una delegación de
juristas de los Estados miembros del Consejo de Europa firmantes del
Llamamiento de Viena, mientras los fenómenos extremos siguen afectando a las
poblaciones de todos los continentes del mundo. El director de la Oficina de
Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, señaló que se trata de una carta que
pretende hacer frente en particular a las recientes crisis
climáticas.
Francisco,
durante la audiencia de hoy, expresaba su aprecio por el compromiso en el
desarrollo de un marco normativo a favor de la protección del medio ambiente:
"No
debemos olvidar nunca que las jóvenes generaciones tienen derecho a recibir de
nosotros un mundo bello y habitable, y que esto nos inviste de serios deberes
hacia la creación que hemos recibido de las manos generosas de Dios. Gracias
por esta contribución".
Laudato
si' es la segunda Encíclica de Francisco: publicada el 18 de junio de 2015,
lleva la fecha del 24 de mayo del mismo año, solemnidad de Pentecostés. El
documento, dedicado al "cuidado de la casa común", toma su título del
incipit del Cántico de las Criaturas de San Francisco y se abre de la siguiente
manera:
"Laudato
si', mi' Signore", cantaba San Francisco de Asís. En este hermoso cántico,
nos recordaba que nuestra casa común es también como una hermana, con la que
compartimos la existencia, y como una hermosa madre que nos acoge en sus
brazos: "Alabado seas, Señor mío, por nuestra querida madre Tierra, que
nos sustenta y gobierna, y produce frutos diversos con flores y hierba de
colores".
El propio Papa
quiso aclarar el sentido de esta Encíclica, poco después de su publicación, en
la audiencia del 21 de julio de 2015 a los participantes en el Taller titulado
"Esclavitud moderna y cambio climático: el compromiso de las
ciudades":
Esta cultura
del cuidado del medio ambiente no es solo -lo digo en el verdadero sentido de
la palabra- una actitud "verde", es mucho más. Cuidar el medio
ambiente significa tener una actitud de ecología humana. Es decir, no podemos
decir que la persona está aquí y la creación, el medio ambiente están allí. La
ecología es total, es humana. Y esto es lo que he querido expresar en la
encíclica Laudato si': que no se puede separar al hombre del resto; hay una
relación recíproca, tanto del medio ambiente sobre la persona, como de la
persona en el modo en que trata al medio ambiente; y también el efecto rebote
contra el hombre cuando se maltrata el medio ambiente. Por eso, cuando me
hicieron una pregunta, respondí: "No, no es una encíclica 'verde', es una
encíclica social". Porque en la sociedad, en la vida social de la humanidad,
no podemos prescindir del cuidado del medio ambiente. Además, el cuidado del
medio ambiente es una actitud social, que nos socializa, en un sentido o en
otro -cada uno puede darle el valor que quiera-, por otro lado, nos hace
recibir -me gusta la expresión italiana, cuando hablan del medio ambiente-, de
la Creación, de lo que se nos ha dado como don, que es el medio ambiente.
En la Encíclica
menciona que eligió el nombre de Francisco como guía e inspiración para su
pontificado:
Creo que
Francisco es el ejemplo por excelencia del cuidado de lo débil y de una
ecología integral, vivida con alegría y autenticidad. Es el patrón de todos los
que estudian y trabajan en el campo de la ecología, amado también por muchos
que no son cristianos. Mostró una especial preocupación por la creación de Dios
y por los más pobres y abandonados. Amó y fue amado por su alegría, su entrega
generosa, su corazón universal. Fue un místico y un peregrino que vivió con
sencillez y en maravillosa armonía con Dios, con los demás, con la naturaleza y
consigo mismo. En él vemos hasta qué punto son inseparables la preocupación por
la naturaleza, la justicia con los pobres, el compromiso con la sociedad y la
paz interior.
Y apela al
desafío urgente de proteger nuestra casa común para construir un futuro mejor
para toda la humanidad, sin excluir a nadie:
Hago un
llamamiento urgente a un diálogo renovado sobre cómo estamos construyendo el
futuro del planeta. Necesitamos una confrontación que nos una a todos, porque
el desafío medioambiental que estamos viviendo, y sus raíces humanas, nos
afectan y nos tocan a todos. El movimiento ecologista mundial ya ha recorrido
un largo y rico camino, y ha dado lugar a numerosas agregaciones ciudadanas que
han fomentado una toma de conciencia. Por desgracia, muchos esfuerzos por
buscar soluciones concretas a la crisis medioambiental se ven a menudo
frustrados no sólo por el rechazo de los poderosos, sino también por el
desinterés de los demás. Las actitudes que obstruyen los caminos hacia las
soluciones, incluso entre los creyentes, van desde la negación del problema
hasta la indiferencia, la resignación cómoda o la confianza ciega en las
soluciones técnicas. Necesitamos una nueva solidaridad universal.Como dijeron
los obispos de Sudáfrica, "se necesitan los talentos y la implicación de
todos para reparar el daño causado por los seres humanos a la creación de Dios.
Todos podemos trabajar juntos como instrumentos de Dios para el cuidado de la
creación, cada uno con nuestra propia cultura y experiencia, nuestras propias
iniciativas y capacidades.
Vatican News