Ante el adoctrinamiento de género en las escuelas, muchos no católicos matriculan a sus hijos en centros que sí lo son... y se convierten en lugares donde "evangelizar es una oportunidad real".
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Pero
hay "otra cara" de la moneda: también hay familias que, sin ser
católicas, saben que estos centros son por lo general "espacios seguros" libres de
género y adoctrinamiento. Comparten con ellos "valores"
educativos comunes y también son conscientes de la calidad académica de la que
gozan los centros privados y concertados.
De
este modo, los alumnos no creyentes en este tipo de centros pueden ser una
cifra representativa -en algunos casos de Estados Unidos, incluso mayoría-,
convirtiendo a estos colegios en focos de evangelización. Se da en algunos casos la paradoja
de que mientras alumnos católicos acaban por alejarse, los no católicos terminan hallando
la fe.
National Catholic Register se ha hecho eco de algunas de estas escuelas que
funcionan como auténticos "territorios
de misión".
Estas
escuelas favorecen numerosas conversiones mientras
enfrentan una cantidad creciente de alumnos no formaban parte de la Iglesia: en
medio siglo, estos han pasado de representar el 2,7% al 22% en las escuelas
católicas de todo el país.
Una oportunidad real de evangelización:
casos reales
Durante
el año escolar 2022-2023, el 22% de los estudiantes matriculados en escuelas
primarias y secundarias católicas de EE. UU. no eran católicos, en comparación
con el 2,7% en 1970, según datos de la Asociación Nacional de Educación
Católica (NCEA). Actualmente, el
porcentaje de alumnos no católicos en estos centros supera con creces el 60%,
como en Cincinnati, o el 40% en la Academia Católica de Bridgeport.
¿Por
qué se da este fenómeno? Según la directora de la Academia Católica de
Bridgeport, Angela Pohlen, "muchas familias acuden porque se sienten seguras y quieren que
sus hijos estén en ese entorno". También influyen las ayudas
económicas y sistemas de becas de las que gozan muchos centros católicos del
país. Por ello, continua, "la
oportunidad de evangelizar es real".
Es
el caso de Chelsea Su,
nacida en Shenzhen (China), que entraba en primer año de Secundaria cuando
llegó a la Academia de la Sagrada Familia en Connecticut, en 2016.
Nunca
había practicado la fe. Tampoco había visto a una religiosa ni entendía como se
podía dedicar tanto tiempo a la oración. Sin embargo, pronto comenzó a ver en
la capilla un lugar donde pensar, meditar y encontrar consuelo ante la soledad.
No tardó en aprender sobre la religión católica en las clases, empezó a tener
envidia sana de lo que veía en sus compañeros y finalmente se inscribió a la
catequesis para ingresar a la Iglesia y recibir los sacramentos.
Algo
semejante le sucedió a Alice
Wang tras ingresar en la misma academia que Su un año después. Fue en
clases de Sagrada Escritura cuando tuvo sus primeras nociones sobre la fe o la
oración. "No sabía cómo rezar, solo hablaba con Dios o reflexionaba sobre
mí misma y me sentía en paz y calma", expresó la joven de 21 años tras su
conversión.
El deber de la escuela católica
"alimentar el fuego"
Junto
con Alice y Chelsea otros dos estudiantes de la academia han recibido los
sacramentos de iniciación en los últimos 8 años.
La
hermana Kateri,
profesora de religión en la academia y hermana de la Caridad de Nuestra Señora,
observa que tanto estas jóvenes conversas como otros alumnos no católicos "tienen hambre de algo más en su
interior" y que es deber del centro "alimentar ese fuego" y
darse cuenta de que "es a Dios a quien realmente buscan".
Como
estudiante de infantil criada en una familia bautista de Cincinnati, Frances Dudley recuerda
la primera vez que entró a la iglesia de Nuestra Señora de los Dolores. “Esa
fue la primera vez que fui a la iglesia católica y fue enorme”, dijo Dudley,
ahora de 26 años. Si su madre la apuntó a la escuela, fue por la disciplina con
que la educarían, pero no esperaba que acabaría siendo católica y ayudando
desde la Iglesia a ofrecer la misma oportunidad a niños con pocos
recursos.
Se puede evangelizar sin diluir la
fe
José González, director de
desarrollo profesional del Sophia Institute for Teachers (New Hampshire)
observa que a medida que se profundiza en la formación religiosa de los no
católicos, los profesores también están cumpliendo con la necesaria labor de formar a los
que sí son católicos pero cuyas familias no practican.
"Muchas
escuelas católicas están experimentando que el estudiante no católico está tan perdido en las cosas
'católicas' como la Misa, como algunos de sus estudiantes 'católicos' que
no asisten a ninguna iglesia y no practican la fe", comenta González.
Por
eso, invita a combinar la sagacidad de presentar la fe como una
invitación a los alumnos con la "seriedad" en su enseñanza.
"Las
escuelas católicas deberían
enseñar religión con la misma seriedad que sus otras materias y
deberían informar a los padres al inscribirse sobre los aspectos de la fe que
se enseñarán. Es posible
respetar la fe y las perspectivas de los estudiantes no católicos sin
diluirla", agregó la directora de la Academia Católica.
José María Carrera
Fuente: ReL