Estos bellos pasajes de las Escrituras ayudarán a los recién casados a comenzar su nueva vida aún más en sintonía con Dios
 |
| HDesert/ Shutterstock |
Hay innumerables asuntos en largas listas de tareas
pendientes que deben resolverse para la fecha de la celebración, y para muchos,
es fácil dejar la preparación espiritual en un segundo plano.
Sin embargo, el matrimonio es un gran compromiso y, por eso mismo,
requiere una gran capacidad de sacrificio por amor. Y la Biblia es la fuente de
inspiración perfecta para este nivel de amor, ya que está llena de pasajes que
exaltan el amor conyugal y también dan testimonio del amor de Dios por todos
nosotros, y éste es el parámetro último de cualquier amor.
Para ayudar a las parejas a prepararse espiritualmente para el
«sí, quiero», te compartimos
Porque cada
casa tiene su constructor, pero el constructor de todas las cosas es Dios. (Heb 3,4)
El amor es paciente, el amor es bondadoso. No tiene envidia. El
amor no es orgulloso. No es arrogante. Tampoco es escandaloso. No busca su
propio interés, no se enfada, no guarda rencor. No se alegra de la injusticia,
sino que se alegra de la verdad. Todo lo perdona, todo lo cree, todo lo espera,
todo lo soporta. El amor nunca acabará. Desaparecerán las profecías, cesará el
don de lenguas, se acabará el don de ciencia (1 Cor 13,4-8)
El Señor Dios dijo: «No es bueno que el hombre esté solo. Le daré
un ayudante adecuado para él». (Gn 2,18)
Jesús les respondió: «¿No habéis leído que el Creador hizo al
principio al hombre y a la mujer y dijo: ‘Por eso dejará el hombre a su padre y
a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne’? Así que
ya no son dos, sino una sola carne. No separe, pues, el hombre lo que Dios ha
unido». (Mt
19,4-6)
Por ahora quedan la fe, la esperanza y el amor, los tres. Pero el
mayor de ellos es el amor. (1 Cor 13,13)
Quien encuentra una mujer encuentra la felicidad: es un don
recibido del Señor. (Prov 18,22)
Ante todo, mantened entre vosotros una ferviente caridad, porque
la caridad cubre la multitud de los pecados. (1 Pd 4,8)
Cerith Gardiner
Fuente: Aleteia
